Mamá [PoohPavel] [ADAPTACIÓN]

«Una cita»

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— ¿de verdad ves tanto a mi pequeño como tu hijo que tu cuerpo respondió a ello?— Pooh trago saliva como por cuarta vez, sentía su garganta muy seca. Asintió despacio ante la pregunta del alfa, estaban ahora sentados en el comedor de la casa de Pável, Frank jugaba en el suelo con unos juguetes, mientras que ellos estaban hablando de lo que les habían dicho en el hospital

Ahora Pooh era la madre, no biológica, pero la madre de Frank. Una parte de Pooh estaba contento con eso pero su parte racional le gritaba.

¡No había tenido ni una cita con Pável y ya había llegado reclamando su lugar en su pequeña familia!

Si su vida fuera una película ¿como se llamaría?, ¿madre por accidente? Sonaba justo como le acababa de pasar.

—¿Que harías si te dijo era que me mudaré a otro país y me llevaré a Frank conmigo?— el aire en sus pulmones se detuvo por completo. Mira al alfa con algo de miedo, estaba serio y con los brazos cruzados sobre su pecho. No podía, Pável no podía hacerle eso.

Era su pequeño ¡no podía quitárselo!

— ¡te lo prohíbo, no puedes llevarte a Frank lejos de mi!— no supo en que momento se había levantado de su puesto, golpeando la mesa con sus manos y mostrando sus pequeños colmillos, completamente a la defensiva.

—¿Baba?— Frank dejó lo que estaba haciendo para mirar a los mayores, podía sentir el aire de molestia que venía del omega, daba algo de miedo verlo molesto, pues eso nunca sucedía. Por su parte Pável solo sonrió, confundiendo mas a Pooh.

—?tanto lo quieres?¿eh? ¿Donde estuviste antes? Si te hubiese encontrado antes quizás mi bichito no hubiese sufrido tanto— Pooh se sintió avergonzado, muy avergonzado y algo molesto. Pável le había echo una prueba.

— yo ma quiero, no pienses en alejarla de mi— había formado un lazo con Frank, si los separaban iban a sufrir bastante. Pável solo le sonrió, una sonrisa tranquila y leve.

— no lo haré Pooh. Y tú tampoco podrás escapar de mí tampoco, no te dejaré ir— Pooh se sonrojó ante esa declaración, supo leer entre líneas. Una mano pequeña jaló su ropa y miro hacia abajo, Frank quería subirse a su regazo.

El a omega algo con cuidado al pequeño, la sentó en sus piernas y el giró rápidamente a sus pequeños pechos tocando allí, ya era su hora de comer, y desde que empezó a lactar no había tocado sus biberones.

Se alzó un poco la camisa acomodando al pequeño para que pudiera comer su comida tranquilo, Frank ronroneo complacido mientras succionaba el pezón con ganas. Pooh sintió cómo el aroma del alfa a su lado se volvía pesado, un poco excitado. Su boca se hizo agua al oler algo así.

Alzó su rostro para ver al alfa quien tenía sus ojos cafés intensos sobre el, los cuales no se despegaban de sus pechos.

Trago saliva sintiendo su rostro arder, más que rojo que un tomate maduro. Sabía, en sus estudios sobre los cachorros, que no era un secreto que los alfas les encantaba la leche materna que daban los Omegas. No solo su sabor, sino que también era bueno para ellos al ser nutritiva, y sus pechos habían crecido un poco más desde la vez en la que Frank tomó leche por primera vez y no dejaba de producirla.