En un reino muy lejano llamado lidrindig ya hacia una princesa en su bella y lujosa habitación sentada en su tocador cepillando u largo y hermoso cabello preparándose para conocer a su futuro esposo.
Mientras que en una isla muy lejana del reino de la princesa ya hacia un rey, pero no un rey común y corriente si no un rey que cambiara la vida de la princesa.
—Con permiso señorita sus padres me mandaron a avisarle que el joven Gabriel la está esperando en la entrada del castillo—Me aviso Luis el guardia del castillo.
Me di la vuelta lo mire y le di una cálida sonrisa sabía que ya era hora por más que mis padres intentaran disimularlo sabía que ellos deseaban que yo me casara con Gabriel y este sería un encuentro de muchos.
—Claro, Luis diles que ya bajo—El asintió me sonrió y se retiró.
Me di vuelta nuevamente hacia mi tocador me retoqué el cabello y salí de mi habitación caminé hacia las escaleras y en el camino me encontré con mi madre.
—Isabella, baja Gabriel te espera—Mi madre me sonrió y me señaló las escaleras.
—Estoy nerviosa madre—Dije mirándola a los ojos.
—calma bella, solo muéstrate como realmente eres una princesa llena de gracia y belleza—Mi madre me acodó el cabello y me besó en la frente.
La mire más calmada la verdad Era que no estaba para nada nerviosa más bien preocupada yo nunca me sentí una princesa como tal y nunca quise serlo las responsabilidades de princesa las odiaba pero por mis padres las tuve que aceptar, le sonreí a mi madre y asentí.
—claro madre—Le sonreí.
—ve Isabella no hagas esperar tanto a Gabriel—Yo asentí y me dirigí hacia las escaleras.
En cuanto baje las escaleras Gabriel me dedico una cálida sonrisa y me ofreció su mano la cual tomé.
—¿nos vamos?—Me sonrió.
—Claro—Le sonreí de vuelta y salimos del castillo.
Narra Gabriel
Caminaba y charlaba con Isabella la verdad ella era muy encantadora me alegraba el echo de por fin poder hablar con alguien sin mis guardias, la conexión que sentí con Isabella fue irreal mientras más hablaba con ella más me sorprendía de lo bella e inteligente que era.
—Debe ser difícil mantener el apellido Windsor
¿no?—Pregunte con una sonrisa.—No tienes ni idea—Respondió Isabella en tono de broma, ambos nos reímos a carcajadas.
Me di la vuelta un segundo para observar el hermoso paisaje hasta que escuche a Isabella.
—¿viste eso?—Pregunto.
—¿qué cosa?—Pregunte confundido.
—Esa mariposa es tan hermosa...—Dijo con una sonrisa.
—Yo no veo nada Isabella ven concéntrate en lo que te digo—Tome su mano y seguí caminando con ella.
Narra Isabella
Esa mariposa era muy curiosa sentía algo extraño sentía que tenía que seguirla algo me quería decir aquella mariposa, solté la mano de Gabriel y caminé hacia la mariposa era como si estuviera hechizada de alguna extraña manera.
—Isabella, ¿qué haces? ¿A donde vas?—Pregunto Gabriel confundido mientras yo me alejaba cada ves mas.
—Ahora vuelvo—No dije nada mas y seguí caminando cada vez más rápido hacia aquella extraña mariposa azul.
Mientras más me acercaba más se alejaba la mariposa empecé a correr para alcanzarla la mariposa volaba cada ves más rápido como si deseara que yo la siguiera lo más rápido posible.
Sentí como pasaba árbol tras árbol y los arbustos dejaban agujeros en mi vestido, ya no tenía idea de donde me encontraba pero en lo único que podía pensar era en esa mariposa, seguí corriendo tras ella hasta que de un solo golpe todo se oscureció...
Narra Peter
—Pan, te tengo noticias—Hablo mi amigo y mano derecha con una sonrisa burlona.
—Que quieres, Félix estoy ocupado—dije irritado.
—Se trata de la chica, ya llegó—respondió con una sonrisa iluminando su rostro.
Mi expresión cambió de un segundo a otro y una sonrisa maliciosa se cruzó por mis labios.
—Perfecto supongo que ya sabes qué hacer,
Félix—Sonreí y Félix asintió.Narra Isabella
Apenas abrí los ojos sentí un gran dolor de cabeza al parecer me golpeé con una rama había perdido la conciencia por el golpe lo más extraño era que al levantarme me di cuenta de que me encontraba en un extraño bosque, definitivamente me encontraba muy lejos del reino.
Empezó a caminar por aquel bosque, era muy bello verdaderamente, seguí caminando sintiendo las ramas y las hojas desprendidas de los árboles debajo de mis pies y por alguna extraña razón estaba descalza no le di importancia y seguí caminando sin ninguna idea de adonde me dirigía.
Llegue a una especie de Laguna en ese entonces me di cuenta que no me encontraba en un bosque si no que me encontraba en una isla que al parecer se encontraba muy lejos del reino.
Narra Peter
Observe a la chica de lejos era verdaderamente hermosa mucho más de lo que lo que imaginaba su hermoso cuerpo sus caderas su cabello ella era perfecta y ahora completamente mía.
Seguí observándola vi como se sumergía poco a poco a la Laguna hasta que...esas perras de las sirenas esos malditos pescados una de ellas se acercó a Isabella sabía perfectamente cuáles eran sus intenciones esa zorra la ahogaría esa chica era mía y no permitiría que un pescado me la arrebatara.
Lance una roca lo más fuerte posible y logre que Isabella se alejara de la sirena mire a la sirena y la fulmine con la mirada apenas me vio sus ojos se abrieron como platos y volvió a unirse en la Laguna.
Narra Isabella
Fue extraño lo que sucedió en la Laguna no sé si la sirena fue algo real o solo fue un efecto del gran golpe que tuve.
Seguí caminando por la isla escuchando los hermosos sonidos de la naturaleza apreciando los árboles y todo lo demás mire hacia al frente y salte del susto en frente de mi ya hacia parado un chico alto rubio y con una marca bastante peculiar en el rostro, me quede en silencio y lo mire fijo.
El chico me miro y sonrió, saco algo de su bolsillo y lo coloco en la palma de su mano era una especie de polvillo azul del mismo color de la mariposa la cual me hizo llegar aquí, antes de que pudiera reaccionar el chico soltó una risa y me soplo el polvillo.
—Hora de dormir, princesa—Dijo en tono burlón con una sonrisa iluminando su rostro.
Sentí como mis ojos se cerraban y mi cuerpo me pesaba y caía entre las ramas, nuevamente todo oscureció.