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La lengua de lucifer pasó por su clítoris provocando que sus piernas se quieran cerrar, pero esas manos fuertes lo mantuvieron abierto para él, tanto que lo sujetaron para que no quede colgado pues sus piernas débiles ya no tenían para seguir en pie, Lucifer chupó su clítoris de forma animada queriendo arrancarle otro orgasmo más

—Sácame de aquí, hagámoslo en la cama — sus lloriqueos se lograron entender, golpeó la pared cuando sintió el subidón del orgasmo pasando por él y arrastrándolo por tercera vez al éxtasis que lo llevó a una pequeña desconexión con su alrededor.

Usando sus poderes, Lucifer liberó a Alastor de la pared que lo tenía aprisionado de forma tan humillante (patética). El demonio no tenía fuerzas como para sostenerse, pero lo cargó en sus brazos como si fuese una damisela desmayada y lo llevó en dirección a la cama. Le tomó un segundo recuperarse, miró como el rey se desvestía frente a sus ojos, la camisa cayó en algún lado de la habitación, el rey no quiso perder más tiempo con sus pantalones así que desaparecieron rápido con un chasquido.

Alastor pensó que estaba viendo mal, que estar atascado en la pared le había causado alguna especie de daño que por esa razón estaba viendo doble...parpadeo varias veces y seguía viendo igual.

Lucifer tiene dos penes

Dos malditos penes

Mira como esos dos pedazos de carne están erectas frente a él, esa la fisionomía no lograba comprender en su cabeza: eran dos penes, el que se situaba primero era grueso y venoso, un poco más abajo de este, se encuentra el segundo pene que se distingue por su largo considerable. Esto estaba fuera de sus planes.

—¡¿por qué tienes dos?!— Alastor se giró con sus pocas fuerzas, queriendo escapar de lo que se avecinaba, eso sería imposible, no era capaz de hacerlo con ambos.

—¿Has escuchado que las serpientes tienen dos penes?—  el chillido que soltó Alastor los hizo sonreír, lo agarró de sus caderas y las levantó mientras hacía presión en la espalda del demonio manteniéndolo en su sitio— mi lengua bífida no es la única parte de serpiente que tengo.

—Por favor...—fue apenas audible para los oídos de lucifer

—¿Por favor?

—... se gentil—la forma en que salieron esas palabras hizo que ser gentil fuese lo último que quisiera ser con Alastor. Sentía el ligero temblor en el demonio, su cola se movía de un lado a otro nerviosa, pero no hacía nada para huir, sino que ya había aceptado su cruel destino.

—Trataré de ser lo más gentil posible —a pesar de esas palabras el ciervo no dejó de estar tenso

El rey deslizó su mano, permitiendo un toque tranquilizador en el contrario, tomando suavemente la cola entre sus dedos, la reacción fue inmediata, las caderas se balancearon con las ansias de frotarse contra el colchón, no le permitió tal acto, uno de sus miembros empezaba a adentrarse en el trasero de Alastor. Su agujero estaba suelto y su pene no tuvo problema con entrar todo de una simple estocada. Sentía todo a flor de piel, su cuerpo ya estaba cansado como para seguirle el ritmo a dos penes

—Ugh

—Me estas tomando bien, veamos cómo lo haces con dos— un segundo miembro irrumpe su cuerpo, su coño húmedo y necesitado ahora tiene el pene grueso en su interior sintiendo como frota su punto g—Te siente increíble, ¿cómo te sientes Al?

Su cabeza daba vueltas, gimió dramáticamente apretando ambos miembros en su interior que encontraron los puntos correctos. Lucifer empezó a mover sus caderas, con un ritmo rápido y los empujones contundentes, Alastor prácticamente estaba babeando sobre la cama, su rabo era sujetado por lucifer para manejarlo y atraer sus caderas en cada embestida.

—T-te o-odio—los ojos rojos del demonio radio miraban a la pared perdidos en el placer de sentir los dos miembros deslizándose uno contra el otro, siendo separados sólo por una fina pared de piel. Lucifer presionó sus caderas contra el trasero de Alastor, ambos penes se enterraban profundo en su interior, el sonido de sus pieles chocando se mezclaba con los gemidos entrecortados que soltaba el demonio en cada empuje y los gruñidos de Lucifer

Se sentía tan bien en su interior, era como si Alastor fuese hecho solamente para cargar sus dos vergas, las tomaba bien, se apretaba a su alrededor y los sonidos eran música para sus oídos. La sabana iba a quedar reducida a nada por como Alastor la dañaba con sus garras afiladas

—Mierda, tu coño me está chupando—su mano cayó en el trasero se Alastor volviéndolo rojo en unos instantes, provocando que se apretara— me estas tomando muy bien—el gruñido que emite Alastor solo hizo que Lucifer sonría, otro golpe más en el trasero del demonio y se corrió por su coño, este se apretó y lo hizo sisear por unos instantes.

Alastor llegó al orgasmo gritando el nombre de Lucifer, lo grito con odio y veneno en su voz.

—¿Cuántas veces te has corrido, Alastor? ¿tres veces?

Lucifer atrae a Alastor hacía su cuerpo, el demonio gime ante el movimiento brusco, pero se mantiene en su lugar, arrodillado en la cama sintiendo como el miembro de Lucifer sale de su trasero, está mareado por el placer, el rey entra con una estocada fuerte que siente como si le estuviesen acomodando sus órganos, en cada empuje sentía como el pene presionaba su estómago y podría jugar que veía un pequeño bulto en su vientre. El otro miembro de Lucifer había salido de su cálido coño en el último orgasmo, ahora se frotaba en toda su vagina, con cada movimiento de caderas del rey, el pene se deslizaba en todos sus jugos y encontraba su clítoris que estimulaba con el glande

Alastor no pudo evitar chillar, se movió en su sitio, queriendo apartar el estímulo, sin embargo, Lucifer lo sujetó fuerte de sus brazos para evitar que escapara, siguiendo con sus movimientos,

—Mierda— Alastor se quejó, sus caderas siguieron a las de Lucifer, estaba tan cerca de correrse nuevamente, las embestidas golpean cada punto de placer en su interior.

—Verte así de acabado es mejor que cualquier otro placer— Alastor echó la cabeza hacía atrás, sintiendo como el ritmo de Lucifer empezaba a vacilar, sus caderas tartamudearon y se estrelló profundo en Alastor dejando su semen en el interior del demonio radio.

Ambos caen en la cama, exhaustos por todo lo que han hecho, tratan de normalizar sus respiraciones, pero eso significaría quedarse en silencio y Alastor no quiere mencionar una palabra de lo que acaba de ocurrir.

—Eso fue todo—se levanta de la cama, Lucifer reposa bajo las sábanas guardando decencia frente al demonio, este solo se apresuró en tomar sus cosas y vestirse de manera rápida.

—Sabes, podrías quedarte un poco más...

—Ni hablar—el rubio bufó ante la respuesta, el enojo en la voz del locutor es evidente —No pasó nada, pero mi deuda está saldada contigo, majestad.

No le toma mucho estar mayormente vestido, pero como si el tiempo fuese limitado para él, se dirige a la puerta con su saco en mano sin tener más tiempo o simplemente salir de ese lugar lo más rápido posible.

—Buenas noches— es lo último que escucha decir de Lucifer pues cierra la puerta tras él. Se apoya en la pared sin comprender qué fue lo que ocurrió en esa habitación, nunca pensó que llegaría a tener un momento así con el rey del infierno.

Fue incómodo el trayecto hacia su habitación, podía sentir su cuerpo dolorido y pegajoso, lo único que desea es darse un baño y dormir hasta el día siguiente. Al llegar a la puerta encontró una sorpresa apoyada en la madera:su micrófono, era el mismo que había quedado destruido el día del exterminio y ahora estaba reparado, se podría decir que se veía mejor que antes y no venía solo, sobre este había una nota roja.

"Repare tu micrófono, no queremos que vuelvas a quedarte atrapado. Espero que sepas devolver este favor solo como tú lo sabes hacer"

Fin :3

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𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐄𝐀𝐋 ; 𝙖𝙥𝙥𝙡𝙚𝙧𝙖𝙙𝙞𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora