Capítulo 6: Chocolate envuelto en traje

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12 septiembre 2022

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12 septiembre 2022

Kailay Real

"El corazón es un órgano contraproducente y traicionero cuando menos lo esperas".

—¡Que tenga buen viaje! —deseé entregando la devuelta a mi cliente.

—¡Muchas gracias niña! —agradeció y se retiró.

—La venta está muy fría hoy —comenté, pero ninguna de mis tres compañeras me estaba prestando atención.

Giré a la dirección de sus miradas. Se me detuvo el corazón y su imagen pasó ante mis ojos en cámara lenta. Llevaba unos jeans azules claros, camisa blanca arremangado hasta los codos, botas y gafas oscuras que le daba ese aire de chico malo con el cabello rebelde. Se veía mucho más guapo, sin dejar de ser un enigma. Venía hablando con Dania, quien llevaba un vestido rojo adherido a su piel, tacos altos y el pelo recogido en una cola de caballo.

El corazón se me estallaba contra el tórax y el aire se volvió pesado. Verlo era una tortura constante para mi salud mental.

—¿Qué hay chicas? —articuló Dania al pasar con el adonis a nuestro lado.

—¡Ese hombre es una tentación para mi entre pierna! —comentó la negra en un suspiro.

—Escuché al teams Secre que es una bomba sexual y que en su oficina pasa de todo —chismoseó Vicky. — Para ser sincera, me gustaría probarlo.

—¡Quién diablos no! —habló Pam arreglando su escote. Siempre hacía eso cuando veía a alguien que le llamaba la atención.

Rodé los ojos aburrida. No me agradaban sus comentarios.

—Ese hombre tiene que estar casado, mientras que ustedes morbo sean sobre él —dije con un peso en la boca del estómago.

—Casados son mejores amantes —dijo Lara. Cosa que veía incierta con Pamela.

—Un hombre casado lo único que busca es diversión.

—Es lo que busco también —confesó.

—Al final todos mienten —expresó Vicky, la única casada de nosotras con cierto rencor en sus palabras.

—¡Quien lo come, disfruta de lo bueno! —añadió Pamela anonadada viendo al hombre.

No las culpaba, el pendejo estaba bueno.

—¡Si casado es lo de menos! —añadió Lara. —No soy egoísta, puedo compartir y más de algo tan exquisito como este chocolate envuelto en traje—. Miré de lejos a Ans y Dania acompañados de dos hombres que no reconocía. —Si él propone yo dispongo.

«¡Que descarada!»

—Se ve que tiene algo muy grande ahí abajo —vislumbró la rubia arqueando una ceja.

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