Obligame

I

"Los Omegas no pueden
Llorar

Los Omegas no pueden
Opinar

Siempre serán superados en
Fuerza

Y en
Inteligencia

Lo que finalmente tienen que entender que para lo único que sirven es para tener cachorros y ser amos de casa, deben callar y conocer su lugar como los seres mas débiles."

Todos conocían esa regla y como tal tenían que cumplirla, en caso de negarse y descubrir que ocultaste tu parte Omega te mandaban a Azkaban, o en el peor de los casos a un Reformatorio Omega. Pero siempre hay alguien que rompe las reglas sin importarle nada, Severus Snape era ese alguien.

Aunque era un hombre que cumplía las reglas se vio en la obligación de desobedecerla, jamás le había agradado nacer siendo un Omega, lo odiaba con toda su alma y si por el fuera arrancaría esa parte de el para siempre. Pero no podía, lo único que consiguió hacer para que pasara como Beta fue tomar supresores, o eso hasta su Cuarto año.

Cuando agarró la confianza de su profesor de pociones y jefe de casa de usar el laboratorio comenzó a intentar hacer unos supresores más fuertes, con más calidad y con más durabilidad. Lo consiguió. A inicios de Cuarto año entro a Hogwarts siendo Beta, la poción duraba 5 horas y ocultaba por completo su aroma, los supresores normales (vendidos ilegalmente) solo duraban 2 horas, a lo mucho 3, y aún así no ocultaban el aroma por completo.

Los empezó a tomar a sus 3 años obligado por su madre, al principio le decía que eran vitaminas y que lo harían más saludable, pero cuando creció le contó la verdad.

Son supresores, para ocultar tu aroma y que nadie sepa lo que eres, mucho menos tu padre, nadie, absolutamente nadie tiene que saber que eres omega, te harían cosas muy malas y serás obligado a casarte con alguien a quien no quieres.

Cuando le llegó su carta de Hogwarts su madre se preocupo pero también se emocionó, le empacó un bolso con los supresores, el cual siempre mantenía serca.

Con el paso del tiempo su madre le contó más historias de los Alfas, Betas y Omegas, una que recuerda perfectamente es cuando le contó lo que era ser Omega, como le creyó cuando le dijo que ahí afuera en el mundo había alguien esperando por el, un Alfa que lo querría y lo amaría por siempre.

Vaya mentira.

En la actualidad, con sus 37 años ya cumplidos aún seguía soltero, y el sabía por qué. Su apariencia jamás fue del agrado de alguien, su físico tampoco, su pelo grasoso, su nariz, y para completar, su humor de mierda.