Capítulo 1: La creación del mundo

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Capítulo 1

Empieza la aventura de Steve, un muchacho capaz de lograr todo y superar sus límites. Se creó el mundo. Steve apareció en un bosque desconocido, se veía cuadrado y pixeleado, cual pixelart. Se trataba de un bosque de traiga. Nuestro protagonista parecía algo confundido, pero luego decidió contemplar su alrededor y divisó los árboles, animales y vegetación que lo rodeaban. Absolutamente todo estaba hecho a base de cubos o cuadrados, incluído Steve, las hojas, todo.

— ¿Dónde estoy? ¿Qué es todo esto? —cuestionó al vacío.

Con incertidumbre se aproximó a uno de los árboles más cercanos, no sabía cómo continuar. Miró sus nudillos, se veían resistentes, lo que lo impulsó a golpear el árbol. Una pequeña grieta apareció en el tronco de roble, pero no tardó en desaparecer, la curiosidad lo llevó a continuar golpeando hasta que las hojas quedaron suspendidas en el aire y el inmenso tronco se convirtió en mini cubos flotando cerca del suelo.

Lo primero era, antes que nada, transformar los troncos obtenidos en madera. Lo hizo. Colocó los bloques de tronco y se volvieron madera de forma instantánea. Un libro de recetas apareció en sus manos y Steve decidió ojearlo para ver su contenido, quedó maravillado al ver las innumerables cosas que podría realizar, aunque su atención se centró en unos palos se maderas y en una mesa de crafteo.

— Bueno, a ver. Creo que puedo crear esta mesa —murmuró para sí.

Procedió a seguir los pasos para poder crear la mesa, sabía que tenía que ponerla en algún sitio para que funcionara, por lo que decidió colocarla en un bloque de pasto delante de él. Miró el libro de recetas nuevamente, pero no apareció nada que haya aparecido antes. En la mente de Steve se cruzó una pequeña idea, ¿qué tal si experimentaba a ver qué pasaba? Y eso hizo. El protagonista empezó a poner los bloques de madera en distintos ordenes en la mesa de crafteo, pero no daba resultados.

Ojeó más el libro de recetas, pasaba página tras página, hasta que notó que algo más se había desbloqueado. Eran unas herramientas de madera, entre ellas habían una espada, un pico, una pala, una azada/asada (oz) y un hacha. Como primera instancia decidió crear un pico de madera, así que, siguió las instrucciones del libro de recetas y lo creó. Ansioso, Steve fue probarlo. Caminó un par de metros, hasta que, halló una pared de piedra al costado de una montaña, observó el pico y luego a la pared de piedra y, sin pensarlo, la golpeó.

Logró ir rompiendo la pared de a poco, en el suelo quedaron los cubos del adoquín que había recolectado. Ahora que ya tenía la piedra, decidió volver para ver qué podía crear con los nuevos materiales a disposición. Al parecer era más de lo mismo. Volvió a crear la espada, el hacha y el pico, ahora con el adoquín, ¡estas herramientas serían más duraderas! Aún tenía algo de piedra, y en el libro de recetas encontró un horno que podría crear con sólo 8 bloques, lo hizo y lo dejó en su inventario mientras pensaba un poco.

— Bueno, con esto me alcanza —murmuró para sí, recogió la mesa de crafteo, guardó el libro de recetas y siguió su camino.

Iba talando algún que otro árbol que se encontraba, utilizando las herramientas de madera hasta que se destruyeron. En un momento logró salir de ese infinito bosque, encontrándose con una hermosa pradera de flores. En el horizonte se apreciaba el atardecer tan bello y mágico, y lo quedó mirando un rato. Las flores coloridas que bailaban con el viento convertían eso en una de las vistas más bonitas que jamás se han visto.

El sol continuaba ocultándose atrás del horizonte, y Steve levantó su mirada, había unas brillantes estrellas en el cielo, indicando que la noche había llegado. Se dió media vuelta, no sabe para qué, pero eso le permitió ver la luna en su máximo esplendor, ¡que coordinación tan fantástica! Volvió a su posición original y caminó por unos minutos. A lo lejos escuchó unos extraños sonidos, parecían rugidos, huesos chocando entre sí, cerdos caminando, algo ahí no estaba bien. Steve trató de localizar el emisor de los sonidos, pero no podía ver nada, hasta que sintió una punzada en su pierna.

Vió rápidamente al causante, se trataba de una araña gigante, por lo que Steve sacó su espada y comenzó a atacarla. Logró alejarla de su pierna y, finalmente, la mató, le sacó sus ojos y también su tela de araña. La adrenalina del momento lo dejó agitado, tenía que buscar un refugio lo antes posible. Divisó una cueva oscura a una considerable distancia, corrió hasta ella sin mirar hacia atrás, al fin había encontrado un lugar seguro en dónde pasar la noche, ¿cierto?

... Sssssssssssss...

Steve pudo oír lo que parecía ser una mecha encendida justo detrás de él, se volteó para encontrarse una criatura verde sin brazos, parecía ser un cerdo con el cuerpo en forma vertical, pero con sus cuatro patas tocando el suelo. Dicha criatura conocida como "creeper" (se pronuncia criper) titilaba y se iba inflando de ves encuando, era claro que iba a explotar. Steve se alejó de ahí lo más rápido que pudo, y luego de un par de segundos escuchó la explosión del creeper y se adentró aún más en la cueva para refugiarse.

Hace tiempo escuchó rugidos de algo que lo perseguía, aunque le restó importancia a medida que el sonido se hacía más lejano. Cuando se detuvo, escuchó aún más rugidos, se oían como si fueran una manada cerca de ahí. Para suerte o desgracia de nuestro protagonista, no iba a tener que esperar para encontrarse con los dichosos emisores de los rugidos, parecían humanos muertos, pero caminaban. Eran zombies, quienes se aproximaban a él con rapidez, Steve trató de huir, pero detrás suyo habían más. Usó su espada y acabó con unos cuantos, y volvió cerca de dónde estaba al principio. Halló un hueco que no había visto antes, se metió ahí y tapeó la entrada con unos bloques de adoquín.

Ahora sí estaba a salvo... ¿verdad?

Fin del capítulo 1: La creación del mundo.

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