ARION

CAPÍTULO CERO

Antes del año 500, en un lugar olvidado por el tiempo, floreció una ciudad cuyos habitantes fueron diezmados por una enfermedad devastadora que limitaba drásticamente su esperanza de vida. Pese a sus esfuerzos, nunca lograron hallar solución a esta tragedia, y finalmente, la ciudad cayó en el olvido. Siglos después, sobre las ruinas de esta antigua civilización, un grupo de exiliados, desconociendo la trágica historia del lugar, fundó lo que hasta el presente año 1865, se conoce como Banishtten.

A medida que el tiempo avanzaba en este nuevo asentamiento, la sombra de la enfermedad del pasado persistía y se intensificaba, arrebatando la esperanza y degradando la calidad de vida de sus habitantes. Cada día que pasaba, la enfermedad se fortalecía amenazando con consumir la existencia de quienes la habitaban. Sin embargo, en el año 1722, se hizo un descubrimiento trascendental: la existencia de un libro sagrado sin concluir que fue resguardado desde épocas pasadas. Este libro arrojaba luz sobre la ubicación de un sitio creído como el origen del mal que torturaba a la ciudad, y que posteriormente dio a conocer la presencia de individuos inmunes a la enfermedad. Este hallazgo marcó un punto crucial en la historia, convirtiendo a ese grupo selecto en la llave para infundir esperanza en la población.

En este contexto nació Lorent Campbell, miembro de una respetada familia de herreros compuesta por su padre Samuel y su madre Emily. Según las sagradas escrituras de Banishtten, cada generación tenía a cinco adolescentes que, al cumplir 15 años, eran identificados como inmunes. Lorent, cuya personalidad distaba mucho de la de un salvador formidable, fue destinado por este mandato divino y se encontró entre los elegidos de su generación, denominados como Arion. Su misión consistía en adentrarse a las entrañas de Hiddaltum y recuperar el objeto sagrado, el cual se cree que es esencial para curar definitivamente la enfermedad que ha devastado a la ciudad.