| Ø2 | Bajo mí control

3 1 0
                                    

El dilema que te atraviesa al momento que tener un conflicto moral entre entregar o no una cantidad de dinero es aquello que nunca deja de dañarte, ni causarte adrenalina, pero en ocasiones ni siquiera logramos notar ese dinero, ese celular, bolso olvidados tan cerca tuyo.

— Pero que cartera tan más linda, ¿de quién será? —Foxy decide esperar a que llegue alguna persona, pero el tiempo estaba en su contra, el taxi que ya había pedido por aplicación se encontraba muy cerca a su localización.

— Disculpa, tu maletín se cayó —le comenta una mujer mayor, Foxy si rie y pide disculpas, pero eso no era suyo cita un poco su cuerpo, coloca su pierna derecha sobre el asiento en que se encuentran mueve un poco su mochila entre su pierna y la mochila coloca tanto el maletín como la cartera.

Revisa ambas cosas y sin parecer muy sospechosa guarda ambas cosas en el último cierre de su mochila, cierra los seguros de los lados evitando que el nuevo peso cause un accidente con su mochila, revisa nuevamente la pantalla de su celular y se apresura a llegar al punto de encuentro ya que el transporte estaba a menos de quinientos metros de distancia, para Foxy fue fácil llegar, en cuanto llega el carro y verifica que sea el conductor, algo la obligó a mirar sobre el techo del vehículo notando como unos cuatro hombres estaban corriendo en su dirección, dos de ellos tenían cámaras en mano, los otros dos cada uno llevaba consigo un micrófono, y los cuatro gritaban a destiempo "Danos el dinero"  "lo usamos para un experimentos social"  "no esperábamos que en verdad alguien se lo tuviera que llevar"  "devuelve el dinero", la castaña solo rueda los ojos, les toma un vídeo de unos cuantos segundos antes de subir al carro.

— Las personas ya no saben ni que cosas inventar para conseguir dinero, deberían trabajar

— Eso pensaba yo, pero cada quien tiene sus limitantes, cada uno nos inventamos limitaciones que parece que desconocemos a primera instancia, pero después no es de ese modo

— Tiene razón, ¿pero a quien le gritaban, no sabe? —un ligero temblor siendo acompañado por un movimiento de mano hacia un costado de la cintura del hombre, pone una sonrisa temblorosa en el rostro del joven cuando un cambio de actitud en la castaña.

— El que no sabrá nada serás tú —le advierte apoyando la parte más filosa y puntiaguda del cuchillo—, ahora conduce hasta la dirección o te mueres, y no quiero trampas, se bien que ninguno de los idiotas de las cámaras son de este pueblo, más te vale que cuando salga de este carro al llegar a mi destino te hayas marchado —lanza su amenaza buscando en su mochila algo que siempre le ayuda en momentos similares.

Unos minutos después llegan al lugar, Foxy retira el cuchillo y golpea en la mejilla al hombre aprovechando ello logra penetrar la piel con la agua en su mano izquierda inyectando un líquido verdoso en el cuello del hombre, baja de carro sin dejar huellas y se apresura a entrar al centro comercial. El bullicio dentro comienza a alterar a la joven provocando un aumento de adrenalina mayor en su sistema, corre por el pasillo sin poder ocultar su sonrisa.

— Foxy, ¡ven con nosotros! —pide una joven de cabello teñido de medios a puntas de color verde limón y de medios a raíz es su color natural, negro.

— Hola, ¿a dónde irán?

— Al cine, no te imaginas la película que acaba de salir es sangrienta y dicen que igual trata de un amor que ufff

— Jaja, primero veremos una peli de gore y después veremos una romántica, te sumas

— Claro, quien paga las entradas o cada quien la compra

— Yo lo haré —indica el rubio desde el frente del grupo, como si fuera el líder de una excursión— aprovechando que tenemos toque de queda, nos iremos a mi ca... apartamento al final y en la mañana cada quien se va a su casa

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 19 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cartas a mi acosadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora