La gran rivalidad.

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Nuestra historia se sitúa en el gran principado de Mónaco, entre dos familias, desde que se tiene memoria han tenido rivalidades tan añejas que se han olvidado los motivos, pero el odio siempre está presente.

La familia Sainz es una de las más adineradas de todo el distrito, el señor Carlos Sainz Sr. junto a su esposa Reyes Vázquez supieron tener el mejor imperio inversionista de acciones en Mónaco.

Pero también la familia Leclerc compuesta por el señor Héve y su esposa Pascale hicieron su fortuna aún más grande con el banco del principado.

Ambas familias tuvieron hijos, los Sainz a un niño muy guapo que llamaron Carlos y los Leclerc a un chico tan lindo y con los ojos más bonitos como el mismo cielo llamado Charles.

Sin embargo, aunque estas familias vivían en constantes guerras jamás sabrían que todo iba a cambiar el día en que Charles anunciará que había quedado en la mejor universidad de Mónaco.

—¡Sabía que mi hijo era tan inteligente como hermoso! —el señor Leclerc abrazó a su hijo muy feliz— amor, debemos de celebrar esto.

—¡Claro que sí querido! Mi bello Charlie irá a la universidad con un futuro prometedor, y ahí estará Esteban —dijo su madre con una sonrisa.

Desde pequeño Charles había conocido a Estaban Ocon, un chico increíblemente rico que estaba locamente enamorado del de ojos verdes.

—Ah, Esteban Ocon, un joven muy prometedor —dijo el señor Leclerc levantando sus cejas de forma pícara para su hijo— hagamos un baile aquí, el mejor para anunciar que mi hijo será un increíble abogado.

Y así fue, la invitación se extendió por todo el principado y las élites estuvieron invitadas, todo se estaba preparando para esa fecha especial.

Al menos hasta que esto llegó a oídos del señor Sainz, quién no hizo más que rechazar la invitación de forma sutil ya que tenía un viaje de negocios.

Carlos también había quedado en esa universidad en la carrera de contaduría, amaba los números y ayudaba en la oficina de su padre.

Aunque en estos momentos el chico estaba muy mal, distraído, casi no dormía y tampoco comía, era como si viviera en modo automático.

Pues el desdén de su "más grande amor" lo estaba dejando mal, la chica se llamaba Rebecca Donaldson y gracias a sus rechazos el pobre Carlos estaba perdiendo el sueño.

Esto lo había notado toda su familia, sus padres estaban preocupados por el chico.

—No come, no duerme en las noches y en todo el día siempre está encerrado en su habitación, distraído y he escuchado su llanto en las madrugadas —habló la señora Reyes preocupada por su hijo.

—Voy a intervenir —dijo el señor Sainz— necesito saber que tiene mi hijo.

—Tranquilo tío —habló Fernando— déjamelo a mí, voy a investigar qué es lo que tiene.

Y todo iba bien, al menos hasta que cierto grupo de chicos se topó en la calle, los grandes rivales.

—Vaya, vaya, miren que trajo el camión de la basura desde la residencia Sainz —habló con sarcasmo un chico de ojos azules, rubio y alto.

—Parece que la basura habla y tiene por apellido Leclerc —Fernando se burló junto a los demás chicos que lo acompañaban.

—Mira, si no te quitas de aquí voy a matarte —habló el amigo del chico rubio— No hables así de la familia de George.

—Voy a romperte la cara Mick —habló Sergio.

—Atrévete y te voy a matar Pérez —Oscar se puso enfrente del mayor.

Ya todos estaban mirándose fijamente, el odio emanaba de todos los jóvenes gracias a los rencores de ambas familias.

—Somos más que ustedes, y de todas maneras ganaríamos sin uno de nosotros —habló otro chico llamado Pierre.

—No te tengo miedo imbécil —Max empujó al chico.

Y esto desató una pelea entre los siete chicos, pero fue tanto el escándalo y los golpes que los vecinos llamaron a la policía, tuvieron que intervenir para que ninguno llegará a matarse.

Sin embargo dañaron tres coches que estaban en la calle, con ellos siempre había un disturbio.

—¿Qué no se cansan de siempre estar así? —habló el oficial Wolff hastiado.

Todos fueron llevados a la comisaría, esto era común ya que siempre estaban metidos en líos; como siempre el señor Sainz y el señor Leclerc fueron a sacarlos de ahí.

—Todo el principado están hartos de sus rivalidades estúpidas y sin sentido, escuchen bien —el oficial Wolff miró a ambos señores con un semblante de seriedad y molestia— sí hay un disturbio más voy a hacer que no vean la luz del sol por mucho tiempo ¿Entendieron?

Ambos se miraron pero no dijeron nada, miraron a los chicos para después salir de ese lugar y mirarse con odio, así empezó una "tregua".

—¿¡Entendieron!? —habló casi gritando el oficial.

—Sí —contestaron todos al unísono.

—Que bien, ahora lárguense de mi oficina, tengo asuntos realmente importantes que atender.

Que si somos sinceros, tal vez no durará tanto aquella “paz” establecida.





























Holaaaaa.

Bueno, lo prometido es deuda y yo estaba en mi delulú ayer.

Es que ustedes no saben cuánto amo Romeo y Julieta, es una de mis obras favoritas de Shakespeare y ayer estaba leyéndola (tengo problemas mentales)? Claramente sí.)

Nos leemos pronto linduras, cuídense mucho y que tengan un excelente día.

Lady Perceval Sainz.♡

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