Athenea quiere felicitar a Frido por el pase a la final.
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El ambiente cálido y tanta concurrencia le preocupaba, miró de un lado a otro para poder esquivar a las personas que iban de frente. Una vez dentro del complejo tuvo que esquivar a todo el personal. Sabía que se estaba arriesgando demasiado, pero no podía más. La extrañaba tanto.
Saco la llave que sin que la dueña del apartamento se diera cuenta se había llevado. La oscuridad y el aroma de la dueña del lugar la recibió, entró con un suspiro en el aire. Se quitó la chaqueta negra que tenía, su larga cabellera sujetada en una coleta alta se deslizó sobre sus hombros. El top de tirantes que traía descubre su espalda de una manera sensual, de alguna forma debía de obtener la atención.
Dejó la chaqueta y los anteojos sobre el sofá, observó el lugar mientras recorría. Llegó a la habitación en donde el aroma de la mujer era más fuerte. Apretó sus labios mientras se apoderaba de una camisa para llevarlo a su nariz.
Estaba jodida hasta la médula.
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Abrió la puerta y de inmediato pudo detectar el aroma ajeno, uno que se quedó grabado en su mente tras lo sucedido hace un tiempo. Vio a la chica sentada de espaldas a ella, sabía que se dio cuenta de su llegada.
—¿Por qué no me sorprende tu presencia? —la alfa habló, Athenea soltó una risita antes de levantar la mano y sacudir la llave de acceso, la miró por sobre su hombro. —¿Qué te trae por aquí, Athenea? —preguntó, la joven de Madrid se levantó del sofá. Fridolina la observó de pies a cabeza, se mordió la lengua ante la vista.
—Vine a felicitarte por el pase a la final—, murmuró. Rolfo bajo la mochila a un costado suyo, Atenea se acercó lentamente hasta que entró en su espacio personal. Su camisa le quedaba grande, dejando expuesta gran parte del cuerpo de la española. Un top blanco y su ropa interior del mismo color, claro que no se contuvo de mirarla. —Felicitats... —murmuró sobre sus labios, pero antes de que sus bocas se unen, la tomó de la nuca y la apartó con cuidado.
—No confundas las cosas, niña. El hecho de que me haya acostado contigo fue porque eras el primer jodido coño que se me cruzó. —Athenea gimió adolorida—, jamás en mi vida te hubiera hecho caso si es que no hubiese estado en celo.
—Mientes... —reprendió, ajeno a sentirse mal por las palabras dichas. El rechazo primario de la blaugrana le dio un plus de diversión en todo esto. —Estuvimos juntas cuatro días, tu celo solo duró dos días. No lo niego, yo también pensé que fue por el calor. —Se aproximó nuevamente a ella, pasó sus brazos por la cintura de la alfa, beso con suavidad su espalda por sobre la ropa que traía puesta. —Pero cuando quise estar con alguien más, no era lo mismo, mi omega empezó a rechazarlos y me repugnaba sus aromas. Nada es igual después de ti.
—Vete, no me importa que quieras y demás. Para mí no significa nada.
Una mentira blanca cualquiera la imitaba, aunque fue descubierta sonriendo ante la confesión sin reparos de la joven omega. Su alfa se regocijó ante eso. Y, ni en sus más retorcidos sueños, se atrevería a admitir que ella también extraño demasiado a la omega. El último clásico que jugaron dejó un recuerdo imborrable, y las manos que recorrían su cuerpo con suavidad por debajo de su playera lo demostraban. El como el aroma suave de athenea la envolvía hasta meterse en su cabeza y causar estragos. Las pequeñas manos descendieron hasta meterse dentro de sus pantalones.
—Athenea.
Gimió de manera ronca el nombre de la del blanco, una risita se escuchó a sus espaldas.
Se dio la vuelta para mirarla, esos malditos ojos cristalinos, deslumbrantes como una estrella mañanera. Se reflejaba de manera perfecta en ellas como si no existiese nada más para Athenea.
—¿Qué pasó, alfa? —murmuró en tono juguetón, Fridolina dejó de lado el orgullo y la brecha que guardaba rencor contra la omega. La tomó del cuello y unió sus bocas en un feroz y hambriento beso. Athenea retrocedió hasta chocar contra el reposabrazos del sofá, se separaron ante el tropiezo soltando cortas risitas.
—Me jode tanto tenerte todo el día en mi cabeza, omega insolente. —Frido se acercó nuevamente. La tomó del rostro con más cuidado que la anterior vez. Acarició con sumo cuidado la mejilla de la menor, disfrutando de la suavidad ante su tacto, el rápido reflejo de Athenea fue el de buscar más del mismo, suspirando ante la presencia de un nuevo beso, mucho más gentil, más lento martirizante.
—Frido... —llamó con suavidad cuando se apartaron, —se que podría ser arriesgado, tenemos mucho que perder, pero en realidad me gustas y no hay otra cosa en el mundo que no desee más que ser tu omega. —Athenea terminó la confesión que venía guardando desde hace tiempo, verse enfocada en los ojos de la sueca solo aumentaban la llama de la esperanza en su ser.
—No sabes lo que pides. Y, aun así, estoy dispuesta a cumplir ese deseo. Te juro que quise olvidarte después de lo sucedido, pero todo me guiaba a esos días juntas. Me hiciste añicos sin darte cuenta y no te queda de otra que reconstruirme hasta estar completa de nuevo.
—¿Cómo estarás completa? —interrumpe la confesión de la mayor mientras dejaba que explore su cuerpo con lentitud.
—Teniéndote a ti, solo para mi.
—Ya me tienes, soy solo tuya, alfa.
Una sonrisa se formó en el rostro de la mayor, y no espero mas. Tomo de las mejillas a la joven madridista y la beso nuevamente.
—Claro que eres mía , insolente.
fin<3
No hot pq mis mamis me tienen que hacer con amorshhhh
Pato<3
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Silencio [Fridolina Rolfö & Athenea del Castillo]
FanficCada vez que Athenea esta cerca de Frido, no sabe que decir.