Hay demasiadas razones por las que declararse a la persona que le gusta puede salir muy mal. Pero si Aren tuviera que elegir la peor, definitivamente diría que es porque se trata de su mejor amigo.
No sabe desde hace cuánto tiempo que sus sentimientos hacia Shun cambiaron y se lamenta no haberse dado cuenta antes, porque ya no hay nada que pueda hacer para controlarlos. Aunque en el fondo cree que lo único que han hecho es crecer y crecer más, hasta que ya no es posible esconderlos ni de sí mismo.
Siempre se ha sentido interesado en Shun, desde el primer día en que pisó la Academia PK. Cuando no lo veía estando con sus únicos dos amigos, estaba solo. Y Aren se preguntó por qué.
Llegó a pensar que tenía una mala reputación y todos temían acercarse a él. Pero inmediatamente descartó esa idea, él, mejor que nadie, sabía cómo se veían las miradas llenas de miedo. Y las que le dirigían a Shun, no eran ni un poco parecidas.
Luego creyó que era un chico raro y molesto, esa podría ser la única razón por la que todos ignoraban su presencia. Y como tampoco quería que su primer amigo en una escuela normal fuera alguien rechazado por los demás, decidió que lo mejor sería no acercarse a él.
Al final, fue Shun quién le habló primero. Recuerda haberlo visto tímido y un poco avergonzado, seguramente nervioso por hablarle a alguien que estaba fuera de su círculo social. A pesar de que al inicio Aren se mostró cortante y poco interesado, Shun siguió intentando juntarse con él.
Entonces, Aren se dio cuenta de lo maravilloso e interesante que era Shun.
Siempre tenía una nueva historia que contar, llena de emocionantes aventuras, malvados villanos y misiones especiales, que solamente los héroes valientes podían enfrentar. Historias que él inventaba.
Si cualquier otra persona las contara, sonarían ridículas. Pero Shun nunca ha sonado así, porque tiene algo que le hacía sentir a Aren que todo lo que dice es real.
Aren jamás ha entendido, y probablemente jamás entienda, cómo alguien como Shun puede tener tan pocos amigos, siendo tan genial.
Es cierto que a veces se comporta infantilmente, pero no existen personas sin defectos ―excepto, tal vez, Teruhashi― además de que otras personas, como Hairo, tienen obsesiones aún más molestas, de las que nadie se queja.
Pero a Aren no le molesta nada sobre Shun; porque lo ama todo sobre él. Sus ojos, del color de la sangre. Su risa, que le contagia la alegría. Y su linda sonrisa, que lo hace sentir cosas que no puede explicar con palabras.
Como ahora que está pensando en él.
Siente a su corazón latir como nunca antes. Escucha sus latidos tan fuerte que teme estar volviéndose loco.
Mierda.
Nunca ha sido bueno expresando sus sentimientos. No se imagina cómo podría confesarse a Shun sin hacerlo de la forma incorrecta.
Quiere hacer las cosas bien desde el primer momento.
Por eso está enfrente de la mercería. Tejerá tiernos muñecos y se los regalará a Shun.
Shun jamás podrá imaginar que es él quién se las manda y no tendrá que confesarse directamente. Así las cosas entre ambos no se volverán incómodas.
Ganar-ganar, piensa Aren.
Ha descartado la opción de preparar postres. Si en la cocina es un desastre, no se diga en la repostería, ni con años de práctica podría hornear algo decente y comestible.
Las manualidades tampoco se le dan especialmente bien y tejer es algo que nunca ha intentado. Pero no tiene suficiente dinero como para comprarle un peluche todos los días, por lo que prefiere hacerlo él mismo.
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Muñequitos de nadie | KuboKai
FanfictionUna mañana Kaido encuentra sobre su banca un pequeño perrito tejido, al cual no le toma demasiada importancia hasta que empiezan a aparecer muñecos tejidos todos los días, sobre su banca, acompañados de lindos mensajes dedicados a él, que no están f...