la profecía

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| Gon es un semidiós y un príncipe, bendecido por una profecía. Mientras que Killua es su esclavo, maldecido por una profecía |

El primer día que el valiente y poderoso semidiós, además príncipe de aquel reino de Esparta, entró al pequeño cuarto de lavado y comenzó a desvestirse ni siquiera le dirigió la mirada.
Aunque Killua no se decepcionó de ello, después de todo él era un simple esclavo, era imposible que una persona tan poseedora de poder y riquezas le dirigiera la palabra.

Así que, mientras el semidiós se quitaba su túnica, Killua alistaba los baldes de agua junto a su jabón y trapo azulado en una esquina de la habitación.

En el momento que escucho el agua regarse y un suspiro exhausto, el pequeño esclavo se puso manos a la obra. Agarro un gran balde de agua y se dirigió a la pequeña tina de madera en la que Gon lo estaba esperando.
Con un poco de jabón y el trapo de color azul marino, Killua comenzó a limpiar el cuerpo de Gon, iniciando con su brazo derecho.

A la hora de bañar a personas desconocidas Killua trata de no mirar sus cuerpos, aún sabiendo a la perfección de que eso es imposible, igual no es un trabajo tan difícil ya que Killua realmente no le interesa. Él sabe que solo está para lavar sus cuerpos como un esclavo, no para mirar más allá de ello.

Killua lo sabe, él realmente lo sabe.

Pero en el momento que toco el brazo de Gon, algo se sintió diferente, no sabe qué, no estaba seguro. Tal vez pudo ser por la suavidad de su piel pero la dureza de sus músculos o lo impresionante que son sus brazos ante el toque de sus delicados dedos.

Se sintió bien.

Estos pensamientos sucios y pecadores dieron vueltas y vueltas por la cabeza del chico como un aro de hula hula.

—¿Eres nuevo?

La nueva voz asustó a Killua, él ya estaba cómodo en el silencio de la habitación y los ruidosos pensamientos de su cabeza.

Alzó su rostro bruscamente. Mirando directamente los ojos color oro de Gon, después mirando alrededor del pequeño cuarto por si acaso había alguien más, y luego volvió a mirar al semidiós.

—¿Por qué me miras así?— Dice el príncipe, riendo con encanto.

—Uhm...— Killua no estaba muy seguro de cómo responderle —Perdóname, no esperaba que me hablarás, mi señor.

—No tienes que decirme "Mi señor" suena bastante raro, ¿No crees?— Mientras él seguía hablando, Killua volvió a su trabajo lavando su otro brazo —Es decir, parecemos de la misma edad. Pensaría que le queda mejor a mi padre, él es el rey después de todo.

—Claro— Killua no supo que más responder.

—Eres muy callado.

—Perdón.

—No te disculpes, solo que seria bueno cambiar eso si seguirás bañandome, no me gusta estar tanto tiempo en silencio.

Killua sonrió un poco. El chico apenas le habló hace unos segundos y ya no ha podido cerrar el pico, es como un niño chiquito inquieto.

—Como usted lo desee.

—¿Cómo es tu nombre?

—Killua.

—Bueno, Killua, no respondiste mi pregunta— El chico lo miro confuso —De que si eres nuevo.

—Oh, lo soy. Vengo desde Troya, me desplazaron junto a otro grupo de esclavos por órdenes del rey, supongo que éramos parte del obsequio de disculpas.

𝑶𝒏𝒆𝒔𝒉𝒐𝒕𝒔❤︎𝑮𝒐𝒏𝒌𝒊𝒍𝒍𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora