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Dos años habían pasado desde que Jeongin vivía y amaba sin esconderse de nadie. Su día a día no era toda, pero de todas formas la felicidad es de color amarillo.

Se encontraba en su trabajo, pues hace casi un año había encontrado una pequeña cafetería que recién comenzaba, por lo que necesitaba trabajadores, y él no iba a negarse.

Al ser martes por la noche no había mucha gente en el lugar. Solo él, tres compañeros, una pareja y cinco personas más.

—¿Entonces salimos a bailar?

—Me parece genial.- Contestó Jeongin con el celular en el hombro mientras terminaba de secar unos vasos.        —Cuando vaya a casa me cambio y vamos.

—Pero si así como saliste estabas preciso, si quieres te llevo ropa.

—Está bien, bebé. Tráeme lo que más te guste. nos vemos.- Sonrió y colgó.

Ya solo quedaban dos personas en el local, así que le dijo a sus compañeros que se podían ir, que él se encargaba de cerrar, cosa que los demás agradecieron.

Las nueve menos diez, hora de empezar a ordenar todo para cerrar. La última persona ya se había ido, no iba a tener ningún problema para organizar todo. Empezó a limpiar las mesas y cuando llegó a la última encontró un pedazo de papel. Suponía que la mujer que se había sentado ahí se lo había olvidado. Cuando lo agarró para tirarlo se dio cuenta que era una foto de él y Changbin. Sorprendido, y con miedo, miró había todos lados en buscar de alguien, pero se encontraba solo y afuera no había nadie.

Por curiosidad, dio vuelta la foto. "Supongo que termine de comprender lo que realmente es amor. Espero que sigas siendo feliz" era lo que leía. Una sonrisa asomó por sus labios y pequeña lacramos empezaron a recorrer sus mejillas, pero las seco rápidamente. Guardó esa foto en su pantalón y terminó de ordenar todo para así poder esperar a que llegue su novio.

A las nueve y diez llegó Changbin y después de saludarlo con un beso me entregó la ropa que había traído. El muy grávido le trajo una remera blando fina del mayor y unos pantalones engomados.

—Ni creas que me Vita poner esto, no quiero llamar la atención- Dijo el menor.

—Venga, al menos los pantalones. Te traje un buzo gris por si no te gustan la remera, lo tengo en el auto.

Luego de cambiarse se dirigieron a su antro favorito. Jenogin evito habita sobre el "reencuentro" con su madre. Se la pasaba mirando el contacto de ella. Él sabía que llegaría el momento, por eso mismo nunca borró su número. Miles de sentimientos le recorrieron la piel, pero prefirió dejarlo pasar por ahora. Quería disfrutar con su novio.

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Ya habían llegado hace casi cinco horas. Jeongin aprovechó las dos horas de barra libre y apenas podía caminar, por lo que el mayor lo llevó a una de las tantas mesas que había. El ahora peliazul sentó a Seo en uno de los sillones, se subió al regazo de su novio y empezó a besarlo como si no hubiese un mañana. Changbin puso sus manos en la cintura del menor para atraerlo hacia él.

—¿Sabes? Hoy me encontré a mi madre.- Dijo Jeongin lo más entendible que pudo cuando se separaron para respirar.

—¿En serio?

—Yep. Vino a la cafetería. En si no la vi ni hablamos, pero me dejo la foto que nos sacamos el día de mi "liberación".- Yang rió por esa forma de llamar al día en el que su familia se convirtió en Changbin y su pequeño hámster. —En la parte de atrás estaba escrito algo que decía que al fin entendió su error y que esperaba que yo sea feliz.- Tras terminar la frase agarró el vaso más cercano que había en la mesa y empezó a tomar su contenido.

—¿Qué piensas hacer?- Changbin le acarició la espalda para demostrarle que haga lo que haga, él iba a estar apoyándole. Jeongin apoyó la frente en el hombro del mayor y le susurró un "no sé". —¿Y si hablas con ella? Cuéntale si eres o no feliz.- Dijo Seo y le dejó un pequeño beso en la cabeza.

El mayor tenía razón. Saco su celular y busco el número de su mamá. Rápidamente le escribió y cuando terminó de mandar los mensajes una gran sonrisa apareció en su cara.

—¿Ya podemos volver a casa?- Sonrió travieso Jeongin mientras se movía de un lado a otro, aún arriba de Changbin.

—Dios, pensé que no lo dirías nunca.- Rió Changbin.

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Oficialmente terminó esta historia, gracias a wthyunjin  por permitirme adaptar su hermosa historia.

Sushi RollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora