No sé porque escribo esto, ni para quién, pero siento que debo hacerlo, probablemente quiera expiarme porque he de admitir que soy un enfermo, un desalmado y un idiota, sin embargo puede que esté mintiendo. Usted se preguntará, como es posible eso, yo le diré que lo es, que no se burle, porque yo lo he vivido en carne propia. Y aun así, puede que siga mintiendo, porque eso es lo que soy y siempre seré: Un mentiroso.
Mi mente se contradice constantemente, por ello digo que lo soy. Porque nunca se cual es la verdad sobre lo que realmente hay en mí. No se asuste, no estoy loco. O quizá si, a ciencia cierta no lo sé. Puede que deba acudir a un médico. No, realmente deseo ir a un médico pero por algún motivo nunca llego a ir. Creo que es pereza, incluso miedo. ¿Sabía usted que el ser humano le teme a lo desconocido? Yo no soy la excepción. Por momentos creo que soy especial, pero la realidad siempre aparece de golpe, un muro de concreto gigante aparece y me doy de lleno contra el. La vida es demasiada cruel para los soñadores. Sé que ahora mismo me lee con lástima, estoy acostumbrado, pero créame que este miserable hombre tiene mucho que contar. Pero no lo olvide, soy un mentiroso.
