¿PRIMERA VEZ?

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Con toda su fuerza CarmenDei hizo su mejor trabajo para separar a su hermano de su mejor amigo, teniendo una lucha interna por aguantar sus nauseas, lamentablemente como bien se sabe la fuerza de un alfa aumenta cuando entra en su temporada de celo, pobre Miyos...

Cadya aferrado al torso de él omega, su pálida y suave piel ahora enrojecida por mordidas y chupetones a la altura de sus clavículas y parte de su pecho, este panorama hizo enfurecer a CarmenDei, pues Miyos siempre ha odiado la experiencia de vivir su temporada de celo desde que se manifestó como omega, le molestaba que lo trataran incluso con más indulgencia de la que ya le fastidia por ser un hibrido, aunque tomara los inhibidoras estos no alejaban por completo los síntomas, al menos para él, le vuelven muy sensible al más mínimo toque intencional o accidental, ahora es la primera vez que un Alfa provoca su celo, aunque Miyos no tiene expectativas para todo, siempre da un lugar especial a las primeras veces, trata de asegurarse de que no sean con cualquier persona, aun cuando terminan abusando de su amabilidad y el que no sabe negarse a las cosas, muchas de estas primeras experiencias han sido bastante diferentes a como le hubiera fascinado que fueran.

Esta vez parece no ser la excepción, aun cuando se estaba negando y su cuerpo estaba llenándose de heridas, Miyos en este punto no pudo evitar oler las feromonas de Cadya y su celo comenzó, aunque fuera algo momentáneo, Miyos imaginaba esta situación de forma diferente, impotente comenzó a derramar lágrimas al verse en medio de la pelea de CarmenDei y su hermano mayor, Dei ya estaba sangrando de la nariz y con su labio inferior abierto escurriendo sangre de igual manera, manchando su uniforme.

—Dei —Tratando de pedir ayuda con su voz débil entre jadeos, en un corto pero decisivo momento aprovechando de que varios de sus compañeros se han unido para detener a Cadya y llevarlo a la enfermería, Miyos sin dudar da una zancada hasta llegar a los brazos de CarmenDei, provocando que él alfa deje marcas de rasguños a la altura de su hombro izquierdo y sus costillas derechas. Dei lleno de furia y de la manera más apresurada posible cubre a su mejor amigo son su suéter del uniforme a pesar de que tiene pequeñas manchas de sangre, lo que más le importa en este momento es cubrirlo con su aroma y evitar que las ahora activas feromonas de Myos provocaran el Rut de otros compañeros, cargando en brazos a él omega, corriendo a lo largo del pasillo del segundo piso del plantel, esquivando ágilmente a otros transeúntes, casi tropezando al ir escaleras abajo, pero Dei se niega a exponer más a su mejor amigo.

—Dei, jardín... nosotros—Miyos con su juicio a nada de nublarse por la lujuria, desea estar en el jardín donde él suele ir a pasar sus momentos de ocio, su lugar especial donde va a estudiar con CarmenDei sobre plantas medicinales y cultivar de las mismas, un sitio donde se siente completamente seguro, su pequeño mundo que comparte con su mejor amigo.

—No, tengo que llevarte a la enfermería—Afirma él alfa entre jadeos aun corriendo, la enfermería queda de paso para llegar al lugar que solicita Miyos— Resiste un poco más —En una esquina debajo de las escaleras el omega baja de sus brazos con un movimiento brusco, con ambas manos sostiene el brazo izquierdo el alfa, CarmenDei agitado por pelear y correr, con su corazón golpeando de manera salvaje contra su pecho se detiene tratando de recuperar el aliento, mirando al mismo tiempo con ansiedad y preocupación al hibrido cabizbajo de pie frente a él.

En cuestión de segundos en aquel lugar alejado de los espectadores, Miyos se encuentra besando a CarmenDei, con los pies en punta pues es significativamente más pequeño que él, ambos brazos abrazando el cuello de su amigo para no darle la oportunidad de escapar—Azcasary —Jadea CarmenDei entre besos, ahora el aroma cítrico inunda la nariz del alfa que se encuentra luchando con su naturaleza propia, dando todo por llevar a Miyos a la enfermería, rodeando la cintura del omega con sus manos, sosteniéndolo con firmeza pegándolo a su cuerpo, inclinándose para dejarse llevar por un momento disfrutando del beso, desliza una de sus manos por la columna de Miyos, sus dedos fríos algo temblorosos rozando su tibia piel para detenerse sosteniendo la nuca del omega, haciendo que la respiración del contrario se vuelva más pesada y su torso se arquee en reacción al placer que le provoca el toque del otro. 

No me olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora