Prólogo.

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"Estás despedido" la voz de aquel hombre sonó tan indiferente que dejó a Jimin aún asimilando esas dos palabras.

"¿Disculpe?" El hombre observó de una manera déspota al omega.

"¿Acaso estás sordo?" Aquel beta dejó de mover sus dedos gordos sobre aquellos documentos "Te dije que estás despedido"

"Si, escuché eso, pero... ¿por qué?"

El cuarto que el encargado llamaba oficina que no era más que un viejo almacén, comenzaba a sentirse pequeño, el aire empezó a faltarle al omega, las paredes se comprimían haciéndolo respirar más rápidamente que de costumbre.

Los lentes fueron retirados del rostro de su "jefe" o más bien "ex jefe".

"Escucha, necesitamos hacer recorte de personal, y tú no tienes mucho tiempo que llegaste aquí, así que fue aleatorio" La silla se hizo hacia atrás, para que el mismo beta se pusiera de pie.

"¿No tengo mucho tiempo? ¡Dios, tengo más de 1 años y 5 meses aquí! Es ilógico"

"Necesito que salgas de mi oficina, Hyori te está esperando para que firmes tu renuncia"

Jimin negó rápidamente, el no estaba renunciando, sabía que si firmaba una renuncia voluntaria, no lo liquidarían conforme la ley, así que el mismo se quedó aún de pie en la oficina.

"Yo no estoy renunciando, así que no voy a firmar esa "renuncia", liquidame por que tú me estás corriendo" El beta que ya había abierto la puerta, volvió a cerrarla, y eso puso nervioso al rubio.

El hombre camino directo hacia Jimin, quien era unos centímetros más bajo.

"Creo que no entiendes la posición en la que estás" Una de sus manos acaricio la mejilla de Jimin "Firma la puta renuncia, y toma el maldito dinero y lárgate de aquí"

"No lo haré, yo no estoy renunciando"

Antes de que Jimin avanzara hacia la puerta, su brazo fue tomado con intensidad, haciéndolo apenas si jadear de la sorpresa.

Su cuerpo fue estrellado, su abdomen fue impactado contra ese asqueroso escritorio, sus brazos colocados en su espalda. Sintió una respiración en su nuca, y después alguien se acercó hacia él, restregando la entrepierna en su trasero.

"O tomas la renuncia; o yo te tomo a ti primor, tú escoge"

El miedo comenzó a hacer a Jimin removerse con rapidez en los brazos de aquel hombre, así que fue liberado.

Sin más Jimin salió de aquella oficina, firmando y recibiendo un cheque.

Y había dejado la mitad de lo que merecía, su dignidad y un par de lágrimas.

La pregunta aquí era... ¿qué haría si el debía de mantener a su pequeño hijo y a su abuela?

Al encontrar una banca cerca, decidió tomar asiento, estaba mareado, confundido, asustado. Al menos agradecía que el hombre halla sido un beta, así no tendría que cargar con un asqueroso aroma en su espalda, ni su cuello.

Pero la imagen de él siendo sometido aún permanecía en su cabeza; se sentía sin dudas asqueado y su omega escondía sus orejas hacia atrás.

Cerró los ojos, sintiendo el aire golpear su rostro, dejó que la brisa suave de aquella tarde, junto con el aroma de la playa se mezclara para relajar sus sentidos.

Jimin siempre se preguntaba si el había echo algo malo en sus vidas pasadas, por qué al final del día siempre todo le salía mal, algo pasaba o ya de plano ni siquiera se acercaba a sus objetivos.

Chicago •Yoonmin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora