Una iluminación tenue y pocas personas.
Un bar pequeño y destartalado.
Un lugar atrapado en el pasado.
Dazai echa un vistazo rápido por el lugar; él no está... pero llegará. Tristemente aparecerá en algún momento. Se acerca a la barra y pide un whisky, con el que se limita a juguetear cuando recibe. Sus ojos recorren vagamente el lugar; botellas vacías alineadas contra la pared, clientes habituales taciturnos y un camarero con un chaleco carmesí, taburetes y una alfombra rojo vino que amortigua perfectamente el sonido de los pasos.
-Demonio sin dueño... -Dazai escucha sin alzar la cabeza. Su celular vibra con un mensaje dentro del largo abrigo oscuro que escurre de sus hombros. A su lado, el recién llegado deja escapar una risilla recelosa y extraña, tan ajena a él -, pero atrapado...
Su mirada lo recorre de arriba abajo antes de ponerse de pie,- hoy hueles a suerte*- comenta, al tiempo que Dazai tira de uno de los mechones pelirrojos para olisquearlo alrededor. Chuya gruñe y lo empuja «¿importa?» Dazai se encoge de hombros como respuesta.
Chūya, el siempre pulcro y elegante Chūya .
Hoy, llevando la ropa desprolija, el cabello enmarañado y oliendo a cigarro barato. El intenso azul de sus ojos, que siempre parecían tener la misma cantidad de fuerza que un embravecido mar, ahora estando opacos y vidriosos.
Me duele tanto verte así
-¿Me odias?- preguntó el castaño, y Chuya en vez de responder desaparece el trago olvidado sobre la barra en un abrir y cerrar de ojos.
Luego se encamina a la salida y no responde algo más.
Un segundo mensaje llega al celular de Dazai, quien casi a empujones es que saca a Chuuya del lugar. Afuera, la calle está silenciosa y hace frío.
Es tan tarde ya.
¿Para qué?
Para todo
-¿Por qué? -cuestiona Chuya, sin detener sus pasos.- ¿Por qué lo haces?- El castaño va detrás, sin responder, por lo que el pelirrojo vuelve a hablar: -Tal vez lo pregunte mal, ¿Ahora me quieres? Osamu... ¿eso haces?
-Sería un escándalo si murieras estando ebrio.
-¡Qué estupidez! -Chuuya se carcajea- Sabes perfectamente que no estoy borracho.
-Chūya... -el pelirrojo lo interrumpe chasqueando la lengua y se gira; ahora está parado frente a él, y lentamente, sube la mirada del reluciente anillo a los ojos de Dazai.
-Estoy en un dilema Chūya. Estoy atrapado- Chūya sabe que no quiere escuchar eso -Por primera vez... no sé cómo...- El pelirrojo se esfuerza por mantenerse impasible- Por un lado, está Atsushi... que me destroza con su inocencia; y también Odasaku, cuya confianza me avergüenza.- Es difícil y tan doloroso, mostrar que esas palabras no le afectan; sin embargo, ambos saben que se lo merecen, por eso él se limita a escuchar- Y estás tú... nuestro pecado"
Hay un silencio doloroso luego de eso, que congela aún más el ya frío ambiente. Chuuya espera una decisión, una acción; algo del hombre que lo sigue con tanta insistencia pasiva, pero no hay nada.
Nunca lo hay.
Chuuya retoma sus pasos, camina ahora de espaldas -Está bien. Te voy a librar de tu grave dilema- Duele. Quiere gritar, y como no puede se conforma con apretar los puños que trae escondidos en los bolsillos de su pantalón -Hoy no quiero que vengas conmigo.
Dazai obedece y permanece en su sitio mirando la espalda del pelirrojo alejarse cada vez más.
¿Por qué no me sigues? ¿Por qué no insistes un poco más? Cobarde.
-Te quiero, Chūya
El pensamiento se guarda y un gran silencio vela suspendido, la declaración pica en sus cicatrices; rozando un tenue y negro viento es llevada en sentido contrario y al final, a ninguno de los dos les llega más que una silenciosa noche, triste y vacía.
Lucky (en español "suerte"), es una marca de cigarros.
¡Cúmplelos feliz, Chūya!
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Perfect Blue
FanficHay una extraña magia en su dolor, como una melodía triste, sumamente dolorosa, pero también con una belleza única. ... ¿Cómo podría un corazón como el de Chuuya amar un corazón como el de Dazai? Pero pasó. Se amaron con el corazón en llamas... y es...