Beigarth

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CAPÍTULO 1

//Beigarth//

AÑO 875

Otra noche oscura, fría y silenciosa en Dosfrar, un pequeño pueblo costero a las orillas del mar
Aslaug, podemos observar una pequeña silueta apoyada en una pequeña ventana mirando hacia
el exterior. De un momento a otro nuestra vista se pone al frente de Beigarth, nuestro pequeño
protagonista. Iluminando su tez blanca gracias a la luz de la luna, podemos ver en él una cara de
aburrimiento, soledad y sueño.

Beigarth bosteza restregando una de sus manos por su ojo derecho, nuestro pequeño se da la
vuelta mirando ahora el interior de la habitación donde se encuentra y aunque todas las casas
en el pueblo tienen luz y vida, donde se encuentra Beigarth no habría ni una pizca de luz, si no
fuese por la luz de la luna que consigue colarse por el pequeño hueco que antes hemos
nombrado cómo ventana, aunque en realidad no existe ninguna ventana.

Beigarth salta de un pequeño taburete al suelo el cual utiliza para observar por la ventana lo que
ocurre en el exterior de lo que él llama hogar. Aunque este lugar esté muy lejos de ser lo que él
dice, aunque tampoco ha conocido otro lugar, si quiera ha salido nunca de ese pequeño pueblo.

El pequeño crío camina hacia su cama, aunque su cama cómo la ventana es inexistente, el se
acuesta en una pequeña esquina de la habitación donde se encuentra, en ese suelo frío y
polvoriento, el enano se abraza a sí mismo para hacerse creer que puede llegar a entrar en calor,
aunque este suceso es complicado ya que entre el frío que entra por el hueco y su ropa con
bastantes huecos debidos al desgaste de su uso, no puede llegar a sentir siquiera un poquito de
calor.

Tras el paso de la noche sin ninguna novedad, los rayos del sol comienzan a entrar en la casa,
iluminando esta y chocando con la carita de Beigarth, este pequeño chico intenta tapar la luz del sol con su brazo, aunque tampoco lo consigue muy bien, ya que la claridad aún lo molesta,
Beigarth se sienta en el suelo mirando su habitación con su cara de aburrimiento y sueño, ahora podemos ver con más claridad una habitación gris, y muy descuidada, con un simple y roñoso taburete.

Beigarth sale de su casa, recibiendo malas miradas y algún cuchicheo de parte de los lugareños
del lugar, a causa de su mal olor y aspecto, con su ropa desgastada y rota, descalzo, su pelo
largo, descuidado y despeinado, y sus uñas largas y sucias.

Este pequeño solo agacha la cabeza y sigue su camino, ya que está muy acostumbrado a que le sucedan estás cosas, este crío de 7 años continua en busca de alimento para poder subsistir ese día.
Al continuar por los caminos del pueblo, mucha gente se aparta del camino, para no estar cerca
del, y aunque no haya hecho nada malo, y sea un pequeño ángel las personas no lo quieren a su
lado, si quiera sus padres lo quisieron.

El peque llega a la cima de la montaña donde puede ver por primera vez frutas aunque están en lo alto de los árboles y no puede llegar sin más, lo bueno de la situación es que gracias al viento y más factores hay fruta en el suelo, este chico se quita su camiseta y la deja cómo si fuese un saco y va dejando fruta en esta, aunque algunas piezas
de fruta se van cayendo al suelo por los huecos de su ropa.

El sol da en el pequeño y desnutrido cuerpo de Beigarth, dejando ver un cuerpo bastante flaco a
causa de la desnutrición, y muy blanco ya que muchas veces no salía de su casa para así evitar
que las demás personas estuviesen mal por su culpa, incluso ha llegado a dar de su comida a
otras personas cómo forma de perdón por su simple existencia. Aunque estás personas la
tiraban al suelo solo porque Beigarth las había tocado.

El niño comienza a caminar con su camiseta agarrada por sus pequeñas manitas, y con mucha


fruta dentro, este chico va algo rápido para no molestar a nadie, dirigiéndose a su casa y viendo

el mar de fondo mientras baja de la montaña.

Un gran mar sin final, sin nada más allá que ese


pueblo donde vive, o eso cree él. Aunque hay algo raro en el mar.

Este enano se queda quieto


intentando ver que hay en el mar, aunque si lo ve no sabrá qué es siquiera.

- (Beigarth) Que son esas raras cosas en el agua, son cómo cosas que se mueven para aquí

Beigarth simplemente continúa su camino a su casa, sin dar mucha importancia de lo que ve, ya

que cree que no será nada para ponerse alerta, sin saber lo que va a pasar en el pueblo, y lo que

le cambiará la vida a partir de ahora.

El pequeño BeigarthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora