Por encima de todas las cabezas, pude ver el pelo rojo balanceándose hacia las líneas del autobús y luego deteniéndose. Oí que Bridget se reía. Se dirigió a otro grupo y hubo otro pequeño estallido de risas.
Los niños comenzaron a avanzar para subir al autobús.
Y qué pasa si no voy a la fiesta. Sigo siendo yo, vaya o no vaya. Y es sólo por una noche. Entonces ¿cuál es el problema? Mis pensamientos daban vueltas. Bridget se dirigió hacia mi fila, zigzagueando entre la multitud, y parecía que se dirigía hacia mí. Fingí no darme cuenta y miré al frente, al autobús.
Sentí una mano en mi brazo.
Giré la cabeza.
Bridget me tendía una invitación.—¿Vendrás a mi fiesta?
Mire el pequeño sobre, saboreando el momento. Pero mi mente era un revoltijo. Ahora quería que fuera a su fiesta, pero al principio no me había querido. Soy una idea tardía. No estoy en la lista A. Sólo estoy llenando un espacio para que las furgonetas estén llenas. Necesito sonreír más.
Tómalo, pensé. Sabes que quieres ir. Tómalo.
La multitud me movía ahora y estaba a pocos metros de las escaleras del autobús. Bridget se movió conmigo mientras yo avanzaba, todavía ofreciendo la invitación. Miré el sobre. El nombre original había sido garabateado pero mi nombre no había sido escrito en su lugar. Si no lo aceptaba, estaba segura que iría a parar a otra persona.
Puse el pie en el primer escalón del autobús y luego la miré.
Dudé.
Alguien detrás de mí gritó:
—¡Sube al autobús!
Respiré profundamente y le di mi respuesta.
Y entonces, sonreí.
-Fin.