Dolor y placer

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En la danza de la vida, la dualidad se revela,
donde el dolor y el placer entrelazan su tela.
Una línea tan fina, que separa lo que se siente,
entre el sufrimiento agudo y el goce envolvente.

El látigo del dolor, a veces se confunde
con el abrazo del placer, que en la piel se hunde.
El gemido de angustia, se entrelaza con el éxtasis,
en una danza misteriosa, a veces casi fantasía.

El alma humana es compleja, en su búsqueda ardiente,
de sensaciones profundas, a menudo divergentes.
El dolor puede ser un eco del placer más profundo,
y el placer puede esconder espinas en su mundo.

En la fina línea que separa lo oscuro de lo bello,
se entrelazan las emociones en un juego tan anhelado.
Pero en ese equilibrio frágil, hay que saber navegar,
para encontrar la dicha sin caer en el abismo de pesar.

Poemario de un alma rota Donde viven las historias. Descúbrelo ahora