✩Si no te gusta el contenido, no lo leas esta historia y no dejes malos comentarios acerca de esta historia, gracias✩
Después de la guerra de los 7 años, Prussia y Imp. Ruso firmaron un tratado de paz, desde ese momento empezaron a ser más amigables...
Después de leer esa carta, Prusia sintió muchas emociones encontradas. ¿Por qué lo quería ver ahora? ¿No se supone que ya todo había pasado? Sin embargo, Prusia solo suspiro, no pensaba hacer nada al respecto. Ahora, solo importaba sentirse listo para verlo de nuevo a los ojos apesar de todo...
Pues, no le importaba que hubiera pasado. No pensaba que lo viera como alguien vulnerable que se ocultaba por miedo o lo que sea.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ya era de noche, parecía que todo había pasado tan rápido. Prusia estaba en su cuarto, sentado en el borde de la cama y mirando el suelo. Pensando en que diría mañana, porque ese día lo iba a volver a ver.
Al no poder conciliar el sueño, decidió levantarse y salió de la habitación. Estaba caminando por el lugar, el cual se sentía y veía muy solitario, sobretodo esa noche. Se paró en la puerta del cuarto de el pequeño niño, lo miro un rato y se fue.
Mientras caminaba, miraba el suelo. Solo concentrado en sus pasos. De pronto, escucho los pasos de alguien más, que al parecer estaba al frente de el. Levantó la mirada, antes de hablar.
-- ¿Qué haces despierto a estas horas? -- le pregunto Prusia a Imperio ruso.
-- Lo mismo te pregunto... -- se miraron por unos segundos. Luego, Imperio ruso habló -- El cuarto de invitados está muy lejos, ¿Me dejas dormir contigo? -- le sonrió, para tratar de verse más convincente.
Prusia lo pensó por un momento, el sabía bien que le gustaba la compañía del contrario. Le daba algo de vergüenza admitir eso, pero está vez dejo que su corazón escogiera por el.
-- Supongo... Que no me molestaría -- se encogió de hombros ligeramente, apenas y podía pronunciar bien.
Ambos se dirigieron a la habitación en un silencio absoluto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al llegar, se acomodaron. Ambos se sentían reconfortados. Así es ese sentir cuando alguien llega a llenar el vacío que antes te hacía sentir tristeza. Es un suspiro de alivio, un cálido abrazo, que transforma la tristeza en un nuevo ocaso. La noche transcurrió con normalidad.
Al día siguiente, Prusia se levantó primero. Trató de pararse de la cama sin levantar a Imperio ruso.
Lo primero que hizo, fue ver su hijo. El cual aún estaba durmiendo.
