Romance du Sang (Romance de Sangre)

Capítulo I - Decisiones. 1

En el refugio de los héroes reinaba el silencio, un silencio sepulcral que solo era interrumpido por el sonido de estática que provenía de la radio que dejaron encendida antes de irse. En algún momento, la voz de un reportero empezó a llenar el lugar, ahuyentando al silencio que se había asentado ahí.

-Recibimos las noticias de que hace apenas unas horas, nuestros amados héroes lograron vencer a otro villano que ha estado atemorizando a la ciudad.- La radio sonaba en alguna parte del refugio vacío, abandonado por unas horas mientras los héroes no estaban, dejando que la voz de un hombre se escuchara por todo el lugar.- El supervillano conocido como "Bloodshed", un infiltrado del otro lado del mundo, fue capturado y detenido el día de hoy a las 4:17 pm en el centro de la ciudad, tras un ataque fallido, los informes dicen...

La puerta del refugio se abrió repentinamente, dejando entrar al equipo de héroes que llegó exhausto, completamente drenado después de la última pelea que tuvieron.

Mientras que unos se lanzaron al sillón del refugio a descansar, otros se dejaron caer contra la pared, uno de ellos siendo nadie más ni menos que Raiden, el más joven de los 6 héroes.

Llevaban años dedicándose a eso, perseguir, capturar y mandar a los villanos que se infiltraban de regreso a su lado del mundo, ya que este se encontraba dividido en 2 lados: en uno, reinaba el terror, la crueldad y el caos. En el otro, reinaba la paz, la felicidad y el orden... o eso parecía. Claro, algunos individuos sentían curiosidad por ver qué había del otro lado, sembrar las semillas del caos o del orden en la otra mitad del mundo, siempre sin éxito. Un lado lleno de héroes y santos, otro lleno de villanos y monstruos.

Los héroes se encargaban de mandar a estos villanos de regreso a su lado para garantizar que el orden se mantuviera en su mitad. De eso se encargaban esos 6 jóvenes, aunque era un trabajo agotador.

El mayor de los 6, a quién conocían por el apodo de Lynx, se levantó del sillón con un quejido después de un buen rato para acercarse a la radio y subirle un poco el volumen, no era ningún secreto que era un poco egocéntrico, pero nadie lo culpaba, era normal querer sentirse reconocido por su arduo trabajo.

-... Creo que el trabajo realizado hoy por los héroes fue tan impresionante como siempre. Lynx, Rosalinde, Snow Blade, Pyrrha y Solaris, estuvieron tan increíbles como siempre.- Cada uno de los héroes hizo un gesto a modo de celebración al escuchar sus apodos ser mencionados por una mujer en la radio, todos menos Raiden, quién solamente recibió unas palmadas en la espalda de parte de Pyrrha a modo de consuelo.

Como siempre, se habían olvidado de mencionarlo a él, habían olvidado mencionar su participación en la captura de aquel villano. En parte, sabía que era su culpa por querer mantenerse entre las sombras, pues ahí trabajaba más a gusto, aún así, se sentía frustrado. Le frustraba saber que, sin importar cuánto apoyara a su equipo, nunca lograría estar en el mismo titular que ellos. Estaba completamente consciente del hecho de que sería subestimado al ser el más joven de todos, pero eso ya era frustrante.

Los demás héroes se levantaron poco a poco, rodeando la radio para poder escuchar las palabras provenientes de la radio. Raiden los observó desde el suelo, todavía sentado con su espalda contra la pared, viéndolos tan felices y emocionados, eso por lo menos le servía como un pequeño consuelo "Por lo menos ellos son felices. Por lo menos a ellos los reconocen." Repitió para sí mismo en su mente mientras se levantaba del suelo.

Salió del refugio en silencio tras tomar su mochila, sin llamar la atención de sus compañeros en lo más mínimo, pues estaban muy concentrados en las palabras de reporteros y testigos. En cuanto estuvo afuera del refugio, se quitó la máscara que habían acordado usar, sacó la muda de ropa que traía en su mochila y se cambió de ropa rápidamente, guardando su traje en la mochila. Era cierto que eran héroes muy amados y admirados por toda esa mitad del mundo, pero habían acordado mantener su identidad en secreto, tanto así que ni ellos mismos conocían a los demás.