En la vasta y mística tierra de Daséu, dos reinos se alzan con poder e influencia indiscutible: el Reino de Sonagi en el norte, gobernado por la ilustre familia Min, y el Reino de Dal en el sur, bajo el dominio de la noble familia Jeon. Durante gene...
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Jungkook se había sentido mucho mejor minutos después de haber bebido las píldoras que el doctor dejó.
Su madre y su abuela aún estaban en la habitación con él, al pendiente de su estado. Él reiteradas veces les había dicho que estaba mucho mejor y no había de que preocuparse, pero las dos mujeres que se encontraban a su lado, no se habían marchado.
La tarde cayó; el día no había pintado tan mal, el cielo estaba despejado y el canto de los pájaros se escuchaban lejanos, casi como si fuera una canción que estaba sonando lejos. La reina volvió a la habitación con una bandeja de comida para el menor, pero antes, le dio de la medicina que el doctor le había recetado al príncipe.
-¿De veras te sientes mejor, Jung? -preguntó la abuela Ri. Estaba al lado del príncipe leyendo la revista de la semana. Jungkook asintió y sonrió, aún sentía un poco de molestia, pero le resultaba soportable. Además, le daba vergüenza decirle a su abuela o a su madre lo que estaba ocultando bajo las sabanas, así que prefirió callarlo y después ir al baño cuando lo dejasen solo.
-Come, así te recuperas pronto, Jung. -Le dijo la reina con una sonrisa. -Mañana por la mañana, si estás mejor, podemos tomar el té. -El menor miró a su madre.
-Disculpa, mamá. -Bajó la mirada, mirando la comida que estaba a medio terminar. La reina tomó el mentón del menor con delicadeza, haciendo que la mirara. -Tomar el té todos los fines de semana por la mañana es algo sagrado para nosotros y lo arruiné.
La pelinegra sonrió, negando con la cabeza ante las palabras de su hijo. -Primero tu salud, hijo. Podemos hacerlo mañana, no pasa nada.
El príncipe asintió, bajando de nuevo la mirada y llevando una cucharada de comida a su boca. Se sentía mal por hacer que sus padres y su abuela se preocuparan por él.
Él nunca había sentido un dolor similar al que sintió por la mañana. Las pocas veces que enfermó no había sido necesario llamar al doctor MinHo. Jungkook odiaba estar enfermo.
La puerta fue tocada un par de veces antes de que su madre diera orden de pasar. Por la puerta apareció una mujer de cabello castaño oscuro, llamada Hana, si no mal recordaba el pelinegro. La mujer era una de las mujeres del servicio general del palacio que se encargaban de toda la limpieza, comida y demás cosas del palacio.
Jungkook dirigió nuevamente la mirada hacia el plato de comida, restándole importancia al asunto del que Hana le platicaba a su madre.
-Volveré en un momento -dijo la reina, saliendo de la habitación junto a la mujer peli castaño.
-¿Sucederá algo? -El pelinegro miró a su abuela, frunciendo el ceño. Su madre había salido con una expresión de preocupación en el rostro y eso no le agradaba. La abuela Ri lo miró con una mirada llena de tranquilidad.
Jungkook se cuestionaba, en ocasiones, acerca de cómo su abuela exhibía una actitud serena ante cualquier situación.