Capítulo 15: Luto

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 08 octubre 2022

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 08 octubre 2022

Ans Cribans

Caos, lamentos y llantos eran los únicos que se veían en M&Tours. En la tarde del día anterior se explotó un avión apenas quince minutos de haber despegado. Primer accidente en la historia de grupo Méndez y era una masacre.

Me adentré a la sala repasando uno por uno los hombres que rodeaban la gran mesa rectangular. Desde socios a simples ejecutivos. Cada uno importante en su área, pero no indispensables.

José Méndez encabezaba la mesa con una expresión fría e indiferente. Quién no lo conociera diría que no le doliera, pero no era así. Solo que sus sentimientos representaban debilidad y se cuidaba a ser débil ante los demás. A su izquierda Lidia Méndez expresiva y afectuosa, revuelta en un mal de lágrimas siendo alentada por su mejor amiga Elaheh D'León.

No había palabra para expresar una pérdida como esa. Una reina se había partido y ni el dinero podría traerla devuelta. Golpe a la familia más poderosa del país. Leah Méndez muerta en el accidente de su propia empresa.

Los mellizos Tavares dos almas totalmente distintas, pero con similitud de expresión. De la Cruz era la declaración de un amante desbastado que debía callar su dolor. Guzmán yacía en su puesto, analítico y desconfiado como siempre. Dotel y Hazin solo eran más del montón.

Tomé asiento al lado de mi amigo como el segundo al mando de la ecuación.

—¿Qué pasó? —inquirió José. —¿Qué hacía Leah en un avión comercial?

—Tenía que ir a dar una conferencia y su Jet presentaba un problema —informó Hazin.

—Mi hermana está muerta —lloriqueó Lidia.

—¿Cómo ocurrió el accidente?

—Una falla en las turbinas —respondió Dotel y me pareció raro.

—Una falla en la turbina no generaría semejante explosión.

—Y si fuera así el piloto se daría cuenta a tiempo y podría descender —secundó Guzmán.

Tenía toda mi vida piloteando y conocía cada pieza. Las fallas de una turbina podrían generar chispas, cosa que pasaba con el motor a pocos minutos del despliegue. Daría un lapso de tiempo para un aterrizaje de emergencia, pero esta fue como si todo el avión fallara de golpe sin dar tiempo a reaccionar.

—No era tu trabajo evitar esas cosas —gruñí al mecánico.

—Sí, y mi equipo cumplió con los protocolos como siempre, realmente no sabemos cómo pasó —se defendió.

—Resumen de los hechos —pidió el jerarca.

—El vuelo iba con destino a Nueva York con un total de 423 personas a bordo. En los que se incluía la señora Leah, su asistente, 5 tripulante de cabinas y los pilotos. 27 niños, 13 personas de edad avanzada y los demás entre edades normales —leyó Hazin el documento.

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