Cuando el corazón habla.

3- Galletitas

En la profundidad de la noche oscura,
reposa ahora mi querido abuelo.
Tus palabras sabias, tu mirada pura,
guiaron mi camino con consuelo.

Aún resuena tu voz en mi alma,
como un eco eterno, sin fin.
Tu amor, una llama que calma,
iluminando mi sendero sin confín.

Perdón por llegar tarde, por no expresar,
la gratitud que mereces, tan profunda.
Tu partida dejó un vacío al pasar,
una herida en el corazón que abunda.

Duele el adiós, la despedida sin retorno,
el silencio que grita tu ausencia.
Pero en cada recuerdo, en cada adorno,
vives, abuelo, con tu esencia.

Gracias por cada gesto, por cada abrazo,
por cada sonrisa que compartiste.
Tu cariño, un tesoro que en el alma enlazo,
por siempre en mi corazón subsiste.

Diecinueve años de amor y compañía,
de enseñanzas que atesoro con fervor.
Siempre estarás en mi vida, todavía,
en cada latido, en cada suspiro, en cada flor.

Es el poema que mereces, Perdón por hacerlo tarde, abuelo amado,llega sincero.
Descansa en paz, en el cielo dorado,
mi eterno agradecimiento te quiero ofrecer.

En cada rincón de mi existencia habitas,
en el eco de tus risas, en el aroma del hogar.
Tus consejos como faros, siempre gritas,
navegando mi barco en la inmensidad del mar.

Recuerdo tus manos, arrugadas pero firmes,
que con ternura guiaban mis pasos.
En tus ojos, destellos de sabiduría sin límites,
que iluminaban mis días opacos.

Tu presencia era mi refugio, mi fortaleza,
en los momentos de duda y temor.
Tu amor incondicional, una promesa,
que me acompañará por siempre, sin error.

Aunque el tiempo nos haya separado,
tu legado perdura, imborrable.
En cada recuerdo, en cada pasado,
tu amor eterno, insuperable.

Gracias por enseñarme el valor del respeto,
la importancia de la familia y la bondad.
Por ser mi ejemplo, mi faro, mi objeto,
de admiración y gratitud sin final.

Descansa en paz, abuelo querido,
tu partida deja un vacío inmenso.
Pero en mi corazón, siempre has vivido,
y allí permanecerás, eterno y extenso mientras yo esté vivo.