Welcome to the town

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OLIVIA

—Vamos, hija, intenta poner buena cara, mira a tu hermana— papá, intentaba levantar el ánimo de mi hermana, pero parecía inútil.

—Ella está feliz porque odiaba seguir en California, pero yo no— y ahí estábamos de nuevo, Lily no se cansaba de quejarse todo el día por las cosas que había perdido al mudarnos de California a un pueblo abandonado.

Inútil y una perdida total de tiempo, en mi opinión.

—Tómalo como un nuevo comienzo— repitió papá, él siempre había sido un hombre optimista y feliz. Sobre todo porque uno de los motivos por el que nos mudábamos era su nueva pareja.

—¡Sííí!, yo estoy muy emocionada— mi pequeña Rosie se unió a la conversación, con ese tono alegre que según papá había heredado de él.

—¿Lo ves?, aprende de tu sobrina— ambos se vieron con una sonrisa.

—Rosie, es feliz en cualquier lugar— la vi rodar los ojos, fastidiada, y cuando estaba a punto de decirle algo mi hija me interrumpió.

—Yo solo espero que los niños aquí sean buenos, no me gustaba cuando en mi antigua escuela se burlaban de mí porque mamá se fue— mi estómago se contrajo ante sus palabras, yo podría soportar lo que fuera, pero ver a Rosie sufrir por culpa de mi exesposa era completamente diferente.

—Pero tienes a mami que te quiere mucho— papá se apresuró a responder al ver que yo me había quedado sin palabras.

—Mami es la mejor— aseguró con una sonrisa antes de dejar un beso en mi mejilla. La abracé con todas mis fuerzas, como si mi vida dependiera de ello.

—Eh, ¿qué dices? Traidora, apenas hace una semana dijiste que yo era la mejor— Lily intento aligerar el ambiente y lo agradecí.

—Eso fue porque me compraste muchos chocolates deliciosos— Rosie acaricio su estómago repetidas veces, y cuando me di cuenta de lo que dijo mi sonrisa se borró.

—¿Le compraste dulces a mi hija sin mi autorización?— me dirigí a mi hermana lo más tranquila que pude.

—Oli, deja de ser una dramática, Rosie es una niña, a todos los niños les gustan los dulces, ¿a que si peque?— ¿Cómo podía ser tan cínica?

—Deja de corromper a mi hija— prácticamente gruñí.

—Oh, por favor, tú eras igual, ¿qué ya no recuerdas como te subías a la alacena a robar galletas por las noches, cuando éramos unas niñas?—.

—Mami, no haría eso, ¿verdad mami?— mi pequeña me vio con ojos interrogantes.

—Vamos Oli, respóndele a tu hija— si las miradas mataran Lily ya estaría viendo crecer las margaritas desde abajo.

—Basta ya niñas, hemos llegado a nuestro nuevo hogar—.

—No, papá tienes que estar bromeando, este lugar es una pocilga, ¿cómo lo puedes siquiera comparar con California?—.

—Deja de decir esas cosas, no quiero que Andrea te escuche. Compórtense y traten de dar una buena impresión. Ahora todo mundo afuera, el último en salir es un huevo podrido— Rosie fue la primera en saltar, amaba este juego, en general ella amaba todo, era la niña más feliz del mundo, al menos hasta que la innombrable se fue.

Por eso es que valoraba tanto estos momentos de felicidad, ahora era raro siquiera verla sonreír, se había vuelto una niña tímida y retraída.

—Ahahah, la tía Lily es un huevo podrido— soltó una carcajada a la que todos nos unimos.

Begin Again | Taylor SwiftDonde viven las historias. Descúbrelo ahora