Prólogo

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Los sirvientes y caballeros revenrenciaban con solo escuchar el sonido de los tacones aproximarse.Todo el castillo se encontraba en silencio más la música y alegría se filtraba desde el exterior.El pueblo de Arbezela se encontraba de jubiló ante la próxima coronación

Por los pasillos con un largo vestido negro se encontraba la futura soberana,totalmente diferente a todos sus antecesores resaltando ante el blanco mármol que la rodeaba

Cabellos negros recogidos de forma pulcra y elegantemente con un adorno de plata,ojos de rubí que parecían destellar como el fuego dando muestra de su magistral maná,todo complementado con una leve sonrisa de satisfacción que parecía acentuarse mientras más se acercaba al salón del trono

Al llegar a las puertas de este dos personas se encontraban esperándola a cada lado de la puerta.Aquellos dos que habían presenciado su ascenso,siempre fieles y leales a la dama de cabellos oscuros cual abismo

-todos están presentes?- pregunta ella dejando salir su voz como si fuera una suave y tranquila canción de cuna,aquella que te llena de paz y serenidad

-absolutamente todos,incluso la antigua rosa azul- informa el de cabellos rubios con diversión

-perfecto,esto no sería tan satisfactorio sino pudiera presenciar su odio- asegura ella mientras cierra los ojos

-este es el momento que tanto había estado esperando nuestro Eclipse.Es momento de que ascienda a lo más alto del firmamento- comenta el de cabello rojo mientras coloca su mano en la puerta que da hacia la sala del trono

-me estarán acompañando?- cuestiona ella sabiendo la respuesta,pero aún así deseando escucharla una vez más

-como siempre lo hemos hecho nuestro Eclipse- le responden ambos realizando una revenrencia justo cuando las puertas se abren dejando la vista al enorme salón del trono en dónde ve a todos levantarse listos para darle la bienvenida

Sin dudarlo ni un segundo da el primer paso ingresando al gran salón en dónde aquella enorme alfombra roja guía su camino hacia el sacerdote que le espera con una sonrisa complacida

Al caminar nota entre los invitados a varios de sus aliados,entre ellos a la Reina Teka quien al conectar mirada le saluda con un leve asentiemiento mientras que a su lado su marido muestra una expresión vacía y sin brillo.Al lado de este el segundo principe de Xec ahora Duque se muestra totalmente ensimismado con su esposa,que la mira totalmente emocionada y orgullosa por su coronación.Su vista luego se dirige hacia su madre,quien se mantiene en su lugar con la cabeza gacha mientras aprieta su vestido

-"patética como siempre"- piensa sin poder evitarlo.Su madre no cambia ni con el pasar de los años,sigue siendo aquella nerviosa concubina que le dió la espalda por miedo,aquella que iba a refugiarse en las faldas de la antigua Emperatriz ante la más mínima amenaza.Aquella que siempre sería la inútil pacifista que no hacía más que llorar sin poder defenderse ni siquiera a si misma

A su lado su hermano de cabellos naranjas le miraba con una mirada algo triste,aquella mirada que siempre le había dado.Aquella que decía que quería acercarse,estar ahí para ella.Pero que era demasiado cobarde para asumir lo que conllevaría estar a su lado

Su vista siguió viajando hasta encontrarse con aquella que había Sido la joya de Limón de su hermana mayor.Este se veía igual que siempre,solo que ha su lado aquel chico de cabello azúl hacia presencia portando una joya del color de los ojos del contrario.Este al captar su mirada no hizo más que asentir algo avergonzado

Luego vió a aquella dama Pelirroja que tanto la había guiado,a su lado sus otros dos hermanos se mostraban totalmente encantados viéndola caminar hacia él trono por el que tanto habia trabajado

Pero aún poder evitarlo su vista viajo a aquella cabellera blanca vestida de azul que no dejaba de mirarla con aquel sentimiento que tanto había manchado su pureza,odio.La veía con un odio tan profundo que casi podía comprarse al que ella había sentido alguna vez.Ese odio que amenazaba con destruir todo lo que fuera necesario con tal de librarse de ella,de vengarse por todo lo que le había hecho.Eso la hizo sentirse satisfecha.Después de todo su odio no llegaría más allá de la ceremonia

Al llegar junto al sacerdote fue que porfin su vista llegó a aquella cabellera albina junto al castaño.Aquellos ojos que alguna vez había odiado ahora se encontraba sin brillo,aquella escencia que desprendía se había apagado.Aquella simplemente no era la persona que tanto había odiado.Ya no quedaba nada de lo que alguna vez había sido Ariana de Sacramise y eso no podía hacer nada más que complacerla.Al parecer después de todo ella si había ganado el juego

Porque ahora su única contrincante no era más que una muñeca sin vida de aquel obsesionado.Una muñeca que no puede hacer más que obedecer y que ni siquiera puede expresar el odio que se filtraba a través de ese pequeño destello en sus ojos

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Sin duda su odio había triunfado

Odio //Las Joyas De La Princesa//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora