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—Me mando a llamar su majestad?– pregunta la azabache entrando a la oficina del Emperador, encontrando a este revisando algunos papeles

Ella había Sido llamada por el Emperador luego de que la Iglesia decretará que debía ir al Reino de Xek a mostrar sus respetos al Dios Fundador del Imperio y pactar algunos acuerdos para ayudar con los monstruos que en estos días infestaban sus tierras

—Así es. Escuché que irás a Xek como embajadora diplomática. Se puede saber quién te ha asignado tal tarea?– le pregunta levantando la vista de los papeles mirándola de forma seria

Ella por su parte aprieta sus puños molesta mientras mantiene la falsa sonrisa en su rostro. Era obvio que él se iba a enterar, después de todo la rata albina junior quería ir a Xek como líder del convoy diplomático con tal de conseguir al segundo príncipe para su joyero

—Me fue asignada por el Gran Sacerdote. Este piensa que como Santa soy la mejor opción para tal situación, así las alianzas entre Arbezela y Xek se harán más fuerte y tranquilizara a la población– le explica la chica de forma calmada

—Si ese es el caso, infórmale al Gran Sacerdote que la primera princesa del Imperio irá como líder de un convoy diplomático de la casa Imperial. Eso debería ser suficiente como para mantener los tratados con Xek– declara con seguridad

—Lo lamento su majestad, pero si desea cambiar la desición del Gran Sacerdote deberá enviarle una carta directamente– le explica la menor con una falsa sonrisa que se vuelve levemente real ante la molestia del mayor

—Estás negandote a mis órdenes Selene?– pregunta el mayor con molestia comenzando a elevar su maná como amenaza. Algo que no inmutó en lo más mínimo a la contraria

—No me malinterprete su majestad. Lo que debe entender es que yo no poseo ningún poder sobre las decisiones del Gran Sacerdote, por lo que no poseo la más mínima posibilidad de llegar a ser escuchada. Al contrario de usted quien es el Emperador– miente bajando la cabeza y apretando sus manos sobre su vestido en señal de aflicción –Nunca me atrevería a ir en contra de los deseos del Gran Sol del Imperio– le informa justo cuando el mayor chasquea la lengua y deja de liberar mi maná

—Pues irte– le informa volviendo a su asiento

—Con su permiso, que tenga una maravillosa tardé– se despide antes de realizar una revenrencia y salir de la oficina con la cabeza gacha

Estando ya lejos del lugar levanto la vista con el ceño fruncido y los ojos oscurecidos en una mezcla de molestia y fastidio

—Que Idiota– murmura en vos baja antes de emprender rumbo al castillo de la Luna. El castillo designado a los Santos del Imperio

Sin duda era estúpido que el Emperador intentará coaccionarla para que no fuera al Imperio de Xec, incluso podría decir que era estúpido teniendo en cuenta que ella había firmado más acuerdos con Xec que todos los embajadores de los últimos 10 años. Pero claro! Su niña prechocha quería ir y se le olvidaba hasta que en sus hombros estaban las vidas de miles de habitantes inocentes que sufrirían las consecuencias de sus actos

Pero más estúpido era pensar que ella aceptaría sus ordenes sin poner ninguna traba y teniendo al Gran Sacerdote como respaldo era casi intocable. Después de todo el anteriormente nombrado la había criado y prácticamente la adoraba, así como la primera estrella del templó, lo cual sumado a su posición como Santa era obvio que él Rey iba a recibir una total negativa de parte del Sumo Sacerdote. Lo que dejaba en claridad que su visita a Xec se iba a realizar como de costumbre

.  .  .

La azabache llegó la entrada del palacio de la Luna siendo acompañada por su Dama de Compañía. Estás observaron a los caballeros de la princesa terminar de preparar el convoy que las acompañaría a Xec

—Falta mucho para poder partir?– pregunta la azabache al rubio que le tendió la mano para ayudarla a bajar las escaleras de la entrada

—No mi eclipse. Estaremos listos en menos de 5 minutos– le informa el rubio dejando un beso en el dorso de su mano, consiguiendo que la pelinaranja ruede los ojos

—Istirimis litis un cinco minitis– se burla la pelinaranja fastidiada –si apenas salimos en cinco minutos por qué no veo a la rata albina Junior por ningún lado?– pregunta de mal humor

—Ela– le regaña divertida la ojirubi

—Qué? Es en serio. Nos hemos demorado una hora demas porque sabíamos que iba a llegar tarde. Pero para este punto ya es extraño que no halla llegado– señala con obviedad

—Desgraciadamente debo concordar. Es extraño que aún no halla llegado– concuerda el pelirrojo que estaba llegando

—No ha llegado ninguna información del palacio de la primera princesa?– pregunta la Santa

—Nada eclipse– le responde el rubio justo cuando en ese momento una flecha con un mensaje se clava justo frente a la azabache –Bueno, acaba de llegar– comenta divertido antes de tomar el mensaje y leerlo –al parecer nuestra querida rata mayor contrato a un grupo de mercenarios para que atacarán nuestro convoy. Es por ello que hizo que ratita junior esperé a que nosotros partamos para salir del palacio imperial media hora más tarde–  informa

—Lo sabía!! Esa maldita rata albina no podía quedarse de brazos cruzados!!– declara la pelinaranja furiosa

—qué haremos Eclipse?– le pregunta el pelirrojo

—seguiremos con lo planeado. Nuestras fuerzas son más que suficientes para abatir a los mercenarios. Así que terminemos de preparar todo para partir. Cuando regresemos nos encargaremos de este asunto– declara

—Como desee Eclipse– le responden ambos para ir a avisar de la situación a los soldados

—Nos quedaremos de brazos cruzados?– pregunta la pelinaranja

—Para nada, pero ahora es más importante encargarnos de que la albina no consiga al segundo príncipe de Xec– le responde

—y cual es el plan?– alza una ceja curiosa

—Eso mi querida Ela, es algo en lo que me vas a tener que ayudar– le responde divertida

—Mientras no sean un viejo verde sabes que puedes contar conmigo– le responde y ambas ríen divertidas

Odio //Las Joyas De La Princesa//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora