Cisne.

Introducción.

Luca tenía seis años cuando leyó un libro completo por primera vez.

Recordaba lo contenta que había estado su madre, alegando que su hijo era superdotado y llegaría lejos. Recordaba también como su padre se encogió de hombros y siguió leyendo el periódico, luciendo tan desinteresado como siempre.

Decepción, presión, desaliento.

Cuando alcanzó los doce años, pavoneaba orgulloso del centenar de libros que almacenaba en su mini biblioteca. Cualquiera parecía entretenerlo, pero sólo aquellos donde los sentimientos se describían como algo inefable eran lo suficientemente adecuados como para satisfacer su necesidad. Quizá era su anhelo por sentir todo aquello que no había experimentado el que hablaba.

Cariño, empatía, amor.

El vacío se llenó con catorce años, cuando decidió acudir a su primera clase de ballet. Fue entonces cuando descubrió que podía sentir todo aquello que había estudiado a lo largo de los años. Lo advirtió cada vez que hacía un plié, lo experimentó la primera vez que consiguió alzarse sobre sus puntas y lo confirmó con la ovación que recibió por parte del público en el recital anual de su ciudad.

Aceptación, pertenencia, orgullo.

Cuando cumplió quince años, dejar Verona para comenzar una nueva vida en Londres lo obligó a abandonar la academia que había logrado hacerlo sentir; aquello que llevaba persiguiendo desde que tenía uso de razón. Fue entonces cuando sufrió aquello que una vez leyó y tanto temía.

Tristeza, soledad, miedo.

Un año después, su padre accedió a pagar la matrícula de la mejor academia de Londres si conseguía superar las pruebas de acceso.

Lo hizo.

Para ese entonces, su vida se había convertido en un caos de palabras vacías y acciones predeterminadas que se interponían como obstáculos imposibles sobre aquello que deseaba.

Nunca creyó encontrar en Star Academy todo lo que anhelaba... Descubrió que el amor se sentía adecuado, pero nunca le advirtieron que sería el odio lo que le haría sentir vivo.

Amor, odio.