Capitulo 2

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📍Roma, Italia 🇮🇹

Alessandra

Caminaba por las calles de Roma, custodiada por mis hombres rumbo a la oficina de mi padre. Por lo que me hicieron saber haríamos un tratado con los Rushts una familia asquerosamente adinerada de Francia, al parecer necesitaban de nuestras influencias para trabajos anónimos al rededor de todo país.
Al llegar a la entrada le di mi bolso a uno de los recepcionistas para luego hacerle una seña a uno de mis hombres para que así indicara mi dicha llegada a la oficina, al entrar a la habitación donde se encontraba la familia Rushts y mi padre no pude evitar percatarme de la presencia de un hombre bastante guapo y preguntarle a la secretaria de mi padre quien era.

Verónica, ¿Quien es aquel hombre? —Dije mientras lo veía
—¿Habla del joven Michel Pierre señorita? Bueno, el es el futuro heredero de la fortuna de su familia. Es dos años mayor que ustedes señorita.—Comentó Verónica mientras acomodaba sus gafas
Ya veo...Me interesa.—Dije dando una ultima sonrisa, para así acercarme hacia la mesa directiva y sentarme frente a él.

Cruce mis piernas mientras le daba una mirada y sonrisa coqueta, el levantó una de sus cejas y me dio una sonrisa mientras acomodaba su abrigo. Debía admitirlo este hombre era jodidamente guapo, su cabello rubio que hacía juego con sus ojos de color azul tan claros como el agua y esos hombros grandes que daban a entender que se ejercitaba mucho. Me he enamorado de un maldito Francés que acabo de conocer, debe ser mío.

Ambos nos dábamos pequeños coqueteos, el solía mirarme de reojo de vez en cuando mientras respondió a preguntas que le hacía mi padre, y yo simplemente relamía mis labios enserio necesitaba que me golpeara contra la mesa de este maldito lugar mientras me besa. La voz de mi padre me hizo salir de mis pensamientos un tanto eroticos.

Alessandra, ¿Podrías llevar al joven Michel al mejor restaurante de Roma a cenar? Creo que podemos conjugar algo más que un tratado Al parecer mi padre se había dado cuenta de las miradas que nos dimos todos este tiempo Michel y yo.
Claro, padre.—Dije aclarando mi garganta, me paré junto a Michel para caminar junto a él y salir de la oficina.
Así que, tu nombre es Alessandra—Dijo mirándome con una sonrisa.
Chiara Alessandra, un gusto Michel Pierre—Comente dándole la mano para saludarlo, Mire la sonrisa proviene de el, ¿acaso este hombre no podía ser más perfecto?
Bien Chiara, ¿A donde iremos?—
—Primero, ¿me acompañarías a la tienda de Versace para hacer una compra rápida?—
Michel asintió indicándome que con gusto lo haría.

Alexander

El tan solo mirarla me hacía recordar esa escena tan lujuriosa, los pensamientos impuros rondaban por mi cabeza, quisiera volver a tener sus piernas al rededor de mi cara mientras le hago un oral.

Esta chica me está volviendo loco, lo que daría por desposarla y comenzar mi linaje con ella. Pero en qué mierda estoy pensando, ni siquiera la conozco y a demás en la hija del maldito de Federico Tuksov, estar con ella seria como estar con el mismísimo innombrable. Los pensamientos impuros carcomían mi cabeza, el estar enamorado de ella debía ser un error, solo fue una chica de una noche no debía de tomarle importancia a nada de esto. Soy Alexander Bizzard puedo tener a la chica que quiera, ¿por que ella maldita sea?

Me encontraba sentado en el segundo piso del mejor restaurante de Roma mientras leía el periódico y tomaba una copa de vino tinto, cuando la voz de alguien retumbó mis oídos , puse mi mirada en aquella mujer que me estaba volviendo loco. Con la diferencia de que ahora mi mirada era seria, estaba junto a un tipo alto y rubio, a kilómetros podía distinguir que era Francés pero su acento italiano era muy correcto. ¿Que hacían juntos, acaso era su pareja o algo así?
Mientras más transcurrían los minutos mi mandíbula y venas se tensaban más, los coqueteos de ellos por alguna razón me molestaban, estaba tan centrado en la conversación de ellos cuando no me di cuenta que una hermosa mujer se había sentado a mi lado hasta que dio un beso a mi mejilla. La mire por unos segundos y no dude un momento más y me la lleve del lugar.

Llegamos a un hotel, los besos llenos de lujuria podían indicarme lo desesperada que estaba por coger de una buena vez. Lo tire en la cama y desabroche mi cinturón junto a mi pantalón rápidamente, para luego sacar un condon de mi bolsillo y abrirlo para poder ponerlo en mi miembro.

Las fuertes estocadas que le daba a la chica la hacían gemir de una manera incontrolable, podía ver como su espalda se arqueaba al momento de penetrarla, sus manos estaban arriba de su cabeza atadas por mi cinturón. Besaba y lamía sus pezones mientras la penetraba cada vez más fuerte, quería llegar hasta el punto más fondo de su vagina y sobre estimular hasta que la dejara temblando y llena de mi semen.

En mi mente solo podía imaginarme aquella escena con Alessandra Tuksov, aunque el cuerpo de esta chica no se sentía tan delicioso como el de ella podía saciarme con el, cambie de posición ahora teniéndola de espaldas, sus nalgas chocaban con mi miembros causando un sonido tan exquisito, le di unas cuantas nalgadas pues me encantaba ver como mis manos quedaban marcadas en su trasero. Pasaron aproximadamente 2 horas más, la chica estaba tirada en la cama dormida yo me encontraba cambiándome para luego irme del lugar, pagué el cuarto y les dije que la chica aun seguía ahí.

Al salir tome un cigarrillo y lo prendí, caminé un poco por la ciudad esperando encontrar algo que me distrajera después de esas horas placenteras de sexo, el olor del cigarro era lo único que me mantenía cuerdo en este momento.

Supongo que ahora no quedará más que olvidarme de Alessandra y seguir con mi vida como si nada hubiese pasado, aunque sería imposible olvidar el sabor delicioso de su vagina y esas tetas tan hermosas.

Alessandra

Después de la cena termine en la cama con Michel, estábamos en su casa. Probablemente después de esto me deje y pierda contacto con el, muchos de los hombres con los que e estado solo quieren sexo y nada más. Como esa vez con el hombre en la discoteca, ni siquiera supe de quien se trataba, al parecer por alguna razón lo que más e hecho desde que llegue a Italia es tener sexo con hombres.
Mi vida sexual se volvió activa, pero no podía negar que el sexo con los hombres de Brasil era bastante bueno, los brazos fuertes de Michel por mi cintura me hicieron salir de mis pensamientos, ambos estábamos viendo la vista desde su apartamento.

Se que esto es repentino belle, pero quiere se sepas la realidad del porqué vine a Italia realmente—Dijo besando mi cuello.
¿A que te refieres Michel?— Dije viéndolo
No solo vine por negocios, en realidad vine a desposarte. Tu padre y yo teníamos un trato, mi familia traficaría su mercancía a cambio de que tu fueses mi esposa a penas cumplieras 20 años— tomo mi mentón para luego darme un beso
¿Viniste para desposarme? ¿Es algún tipo de broma esto?—Estaba confundida
No belle, me enamore de ti hace algunos años cuando te vi de lejos en una reunión de nuestros padres. Espere tanto tiempo por que llegase este momento y ahora en aproximadamente 2 meses serás mi esposa.—

Esto debía ser una broma, si me atraía Michel y probablemente me enamore de él a primera vista si se podría decir así, pero, ¿casarme? Por Dios tengo 20 años no estoy lista para un matrimonio, eso afectaría en mis planes de pasármela de bar en bar. La idea de casarme la tenía en un futuro cuando cumpliera 27 o 30 años, ¿pero a los 20? Esto debe ser una puta broma.

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