Capitulo II: Jessica

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Mi día comenzaba normal, estaba tranquila mientras me arreglaba para irme a trabajar, al verme en un espejo y ver qué todo estaba en perfecto orden con mi imagen salí de mi cuarto.

—Al rato nos vemos, ma—le dí un beso en la mejilla.
—Cuidate—me abrazó y me dió su bendición.

Tomé un pan y salí de la casa, directo hacia mi trabajo, al llegar a la cafetería saludé a mis compañeros. No tardó mucho tiempo para que llegaran clientes, y una de esas era Lucía llegara junto con su madre.

—Buenos días Lucy, buenos días señora Angela—saludé cordialmente—¿Lo mismo de siempre?

—Sí, y me pones otro extra de Capuchino.

¿Capuchino dijo? Nunca lo había pedido de ese sabor, pero no le dí importancia, se los preparé de inmediato y se los dí.

—¿Hay algo más?

—No, sería todo, gracias —sonrió la señora Ángela.

—Nos vemos al rato, linda —dijo Lucy y salió con su madre.

Las horas pasaron, los clientes cada vez más pesados, unos eran muy cabrones, exigentes y otros...muyy tontos.
Cuando casi terminaba mi turno vi a Selene con una chica. Ellas se acercaron mientras hablaban.

—Hola, Jessi, dame un latte y un americano porfa.
—Enseguida

Los preparé y no les podía quitar la mirada de encima, al final me lo pidieron para llevar y salieron ambas. Cuando finalmente terminé con mi turno salí corriendo, pues se me hacía tarde para entrar a la Universidad, aunque ésta estuviera cerca, al llegar al salón toqué la puerta.

—¿Puedo pasar profesor?
—Llegas tarde, Lozano —dijo cruzado de brazos.
—Lo siento, no volverá a pasar
—Lo mismo dijo ayer, anteayer y la semana pasada —me observó y molesto cerró sus ojos—Bien, pasa, pero que sea la última vez que llegas tarde.
—Gracias.

El maestro dió su tema, aunque me castigó por llegar tarde, al salir de la Universidad me encontré con Lucía.

—Linda —corrió hacia mi y me abrazó.

—Hola, Lucy —dije molesta al ver qué me abrazó.

—Ush, que amargada, bueno, a lo que vine, mi madre te invita a comer.

—¿Ahora?

—Sí, ahora mismo Jessica Lozano Alarcón

—No me llames así, lo odio y lo sabes.

—Bien, pero dime que si vendrás.

—¿Qué gano yo?

—A mi hermana, bebesota.

—¿Tienes hermanas?—dije sorprendida—. Como sea, iré solo por tu madre.

—¿Si sabes que está casada, verdad? —dijo al saber mi tono de voz.

Me eché a reír y ambas fuimos a su casa, al llegar solo abrió la puerta y me metió a la fuerza, al entrar ví a alguien nuevo,  al parecer era la hermana de Lucía.

—Hola —saludé amablemente a aquella chica.

—Hola...¿quién eres?

—Soy Jessica, un gusto —sonreí—. ¿Eres la hermana de Lucy, cierto?

—Soy su hermanastra, pero si.

«Ah, bueno, al menos no eres igual de insoportable que tu hermana» pensé, pero mejor no quise decir nada.

—Tu hermanastra es un poco insoportable, ¿no? —se me salió de la boca.

—¿Poco? —dijo sarcásticamente—. Es bastante, hasta con decirte que hizo esta cena solo para que te conociera.

—¿A mí? ¿Cómo por? —dije ofendida e indignada.

Ella solo hizo un gesto con sus hombros, dándome a entender que ni ella sabia, preferí no preguntar. Se enfocó en su celular y yo me fuí con la señora Angela para ayudarle, cuando estuvo lista la comida, todos comimos en silencio. Terminamos después de unos minutos, una vez que dieron las 9:30 pm decidieron hacer un juego de noche para pasar el tiempo, lo cual yo no pude negarme.

Dieron las 11:00 y me invitaron a quedarme ya que era muy noche, yo acepté, pues sabia que me dormiría con Lucía y no había fallado, obviamente.

—Haber Lucía, ¿como por qué mierdas quisiste que tu hermana me conociera y yo a ella?

—Solo quería que conociera gente nueva, acaba de romper con su...novia— me platicó todo el asunto, aunque no pude evitar sentir un asco y enojo al mismo tiempo.

—¿Y a mí qué? Es su problema que ande de puta, no el mío —dije sin pensarlo.

—No te dirijas así a mi hermana —me soltó una bofetada—. Sé que no es tu problema, pero, ¿puedes ser un poco más amable con ella? Solo te pido eso.

Al sentir esa bofetada no pude decir nada más, ni reaccionar a algo, pues sabia que tenía razón.

—Lo siento... —dije en un suspiro. Ví a Lucía algo triste y culpable, así que la tranquilicé, le dije que me perdonara y que no lo dije en serio, que lo dije sin pensar—. Sé que es horrible lo que le está pasando tu hermana y te pido una disculpa.

Después de eso ambas nos metimos a dormir a la cama.

Un mundo sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora