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La escuela terminó más de lo esperado, por suerte Yujin tenía que atender un asunto importante y tuvo que salir corriendo de la universidad, dejando a Jake irse solo hasta su casa.

Él solo pudo agradecer al universo o cualquier ser que le haya dado la oportunidad de escaparse de una charla quizás un poco incómoda.

Caminando por las tranquilas calles del vecindario, con su mochila al hombro y la mente aún zumbando por las clases de la universidad. Al llegar exhausto a casa, dejé caer mi pequeño maletín al suelo, la fatiga pesaba en cada paso que daba.

Las clases habían sido una verdadera carga, más de lo habitual.

— ¡Mamá, ya llegué! —grité con un suspiro de alivio mientras cerraba la puerta tras de mí.—

Me dirigía directo al sofá, ansioso por descansar, cuando un delicioso aroma detuvo mis pasos. Desde la puerta, podía percibir el irresistible olor de la comida que mi madre estaba preparando con tanto esmero en la cocina.

— Hola, cariño

Su dulce voz resonó en el aire, haciendo que una sonrisa se dibujara en mi rostro. Vi cómo salía de la cocina, llevando un mantel y un pequeño trapo en sus manos, irradiando calidez y amor.

— ¿Cómo te fue hoy?—preguntó, acercándose para darme un pequeño beso en la frente. No pude evitar sentir el cariño que emanaba de ella, y lo mucho que significaba para mí.

—Bien, ya sabes, lo de siempre —respondí encogiéndome de hombros, aunque sin borrar la sonrisa de mi rostro. Era evidente cuánto apreciaba a mi madre y todo lo que hacía por nosotros.

Desde el abandono de su padre, su madre Taeyeon se había encargado de absolutamente todo, tanto de su educación como de su vestimenta en general. Él sabía lo mucho que se había esforzado para sacarlos a él y a su hermana adelante sin ningún problema.

Él no sabía dónde se entraba aquel hombre, pero esperaba que nunca más se lo encontrará nuevamente.

— Me alegro mucho, hijo.—respondio su madre con ternura.— La cena estará lista en un rato. Mientras tanto puedes ir a tu habitación y descansar un poco.—recibiendo una sonrisa reconfortante de su madre mientras esta le acariciaba suavemente los hombros.

Con un puchero Jake asintió y se dirigió hacia las escaleras, a punto de subir, cuando la voz de su madre lo detuvo.

— Pero antes, recoge tu maleta —agregó su madre, señalando con la cabeza hacia el pequeño maletín que yacía en el suelo junto a la puerta.

El rubio sonrio nervioso, acercándose rápidamente a recoger su bolso para subir a su habitación.

Su madre quien lo seguía con la mirada negó con la cabeza divertida, la actitud de su hijo siempre le sacaba una sonrisa.

— Ay, Dios mío. —murmuro la rubia con una sonrisa mientras regresaba a la cocina para continuar con la cena.

     
𔘓

El agua de la ducha caía sobre Jake, envolviéndolo en una cortina de vapor mientras enjabonaba lentamente su cuerpo. Cada gota parecía llevar consigo el peso del día, y él dejaba que el calor y el sonido constante del agua lo transportaran a un lugar de calma y relajación. Un suspiro de alivio escapó de sus labios mientras cerraba los ojos, dejando que todas las tensiones de sus huesos se disiparan.

En el fondo, la melodía de "Low" de SZA resonaba en el pequeño espacio del baño, envolviéndolo en una atmósfera de tranquilidad y buen ánimo. Jake no pudo resistirse a cantar, utilizando su depilador como un micrófono improvisado mientras se movía al ritmo de la música.

— Don't call meee... —entregó con entusiasmo esa pequeña parte de la canción, dejando que su voz se mezclara con el sonido del agua.

A pesar de ser un chico, Jake se había deshecho de los estereotipos de masculinidad tóxica. Para él, cuidar su apariencia y estar bien aseado no era una cuestión de género, sino de sentirse cómodo consigo mismo. Y eso incluía utilizar un depilador para mantener su piel suave y libre de vello, sin importar las expectativas sociales.

No le importa si se veía menos masculino, como él dice, a la mierda esas ideas machistas.

— If you see me out in public, you don't know me, keep it silent... —continuó cantando mientras recorría con cuidado sus piernas con el depilador.

Después de media hora de relajación bajo el agua caliente, Jake finalmente apagó la ducha y salió del baño envuelto en una toalla, una en su cabeza y otra envuelta en sus caderas. El vapor se elevaba a su alrededor, creando una atmósfera casi mística mientras se secaba el cabello con movimientos precisos y cuidadosos.

Mientras se vestía y se preparaba para la noche, su teléfono comenzó a vibrar con la llegada de mensajes de sus amigos.

Eran Yujin y Heeseung.

Se le hizo raro ver que Yujin escribiendo, supuso que había terminado lo que tenía pendiente.

Pero, ¿ahora que pasaba?

no hay ley pt2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora