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Jake, con la mochila al hombro, corrió hasta llegar a la biblioteca que se encontraba en el primer piso. Descendió las escaleras con la velocidad de un rayo, lo que atrajo las miradas sorprendidas de sus compañeros, quienes se preguntaban si en algún momento tropezaría.

Sin embargo, su mente solo estaba preocupada por la molestia que sentiría su amiga al verlo llegar tarde.

Y no se equivocaba.

Yujin lo esperaba con una mirada aburrida y molesta a la vez, mientras él se sentaba incómodo a su lado.

— Perdóname, Yu. Me quedé dormido y–

— No importa, ya estás aquí y tenemos suerte de que el receso acaba de empezar, así que tenemos tiempo.

Yujin lo interrumpió sacando sus herramientas de estudio, mientras Jake hacía lo mismo.

Ella notó la falta de reacción de Jake y sus cabellos un poco desordenados, sonrió de lado viendo como su amigo estaba un poco adormilado. Yujin sabía que no podía enojarse con Jake, lo conocía muy bien como para no saber el por qué de su demora.

Aparte se veía como un perrito con esa mirada fija en sus cuadernos, como si estuviera perdido en su mundo.

— No entiendo cómo no te despertaste con el sonido de la campana.—comento apoyandose de su brazo, descansando su cabeza en la palma de su mano, dirigiendo su mirada hacía él.—

Jake solo rió nervioso y un poco avergonzado.

— Sí... tengo el sueño pesado.

Yujin rodó los ojos divertida antes de revisar los apuntes de su amigo, un tema fácil que no representaría ningún problema para él.

— Jakey, ¿este tema es el que te toca en la siguiente hora?

— Sí, ¿por qué?

— Por nada, empecemos.

Luego de media hora la campana sonó nuevamente indicando que el receso había terminado, por suerte Jake y Yujin habían culminado a tiempo la tarea que le habían dejado al rubio.

Sin duda Jake estaba agradecido.

— Muchas gracias, Yu.—suelto un largo suspiro mientras guardaba sus cosas, viendo cómo Yujin hacía lo mismo—

— No te preocupes, Jakey.

Satisfechos, Jake y Yujin caminaban juntos por los pasillos, el suave murmullo de conversaciones y el tintineo de las campanas llenaba el aire. Yujin, con su cabello amarrado con una vaga coleta y su polera blanca, miraba su celular con una sonrisa, él disimuladamente hecho un vistazo rápido a su celular y vio que se trataba de su novia.

Wonyoung.

Al principio, apartó rápidamente la mirada, sintiendo una inmediata vergüenza por haber invadido la privacidad de su amiga, pero luego volvió a mirarla.

Ella aún seguia sonriendole a su teléfono.

Y eso lo hizo reflexionar un rato, sumergiéndose en sus pensamientos mientras observaba el patrón de baldosas en el suelo. Jake había conocido las preferencias de Yujin desde el principio, y nunca tuvo problemas con eso; de hecho, le agradaba Wonyoung y veía en ella a una chica extrovertida y llena de ideas, mientras que Yujin era más introvertida y calmada. Sin duda, ambas se complementaban mutuamente.

Pero a pesar de ello, su mente era un torbellino de pensamientos confusos y emociones contradictorias. Sabía que las personas homosexuales eran como cualquier otro ser humano y no creía que su amiga, por el simple hecho de ser lesbiana, acosara o atormentara a los demás para que lo fueran.

Sin embargo, el simple hecho de imaginarse a sí mismo con otro chico le provocaba un rechazo interno y un mal sabor de boca. No entendía por qué le sucedía eso; siempre había "apoyado" a las personas homosexuales y no tenía problemas con ellas. Sin embargo, a veces se sentía incómodo al ver muestras públicas de afecto entre personas del mismo sexo en la calle, o no podía evitar fruncir el ceño.

Esta incomodidad lo asustaba un poco.

Quizás en el fondo, él era realmente una persona homofóbica.

Y solo fingía estar de acuerdo para encajar con los demás.

— ¿Estás bien, Jake? —preguntó Yujin, notando su expresión distante.

— Ah, sí, solo... estaba recordando cómo nos conocimos —mintió Jake, volviendo su atención hacia ella un poco nervioso. Odiaba mentirle a su amiga, pero sabía que si abría su boca y expresaba sus pensamientos, su amiga no se cansaría de interrogarlo hasta obtener una respuesta clara.

Yujin asintió con comprensión.

— Fue un día divertido. ¿Recuerdas la cara del profesor al ver nuestro proyecto? Juré que se le iban a salir los ojos.

Ambos rieron, el sonido llenando el pasillo con una sensación amigable. Jake se detuvo por un momento, mirando a la castaña con cariño.

Vio que desde que le había comentado sobre su relación, ella se veía mucho más tranquila y feliz. Así que se atrevió a preguntar.

— ¿Cómo te va con Wonyoung? —trató de no verse nervioso, jugando con la correa de su maletín mientras bajaba la voz, sonando más suave.—

Yujin lo miró sorprendida por la repentina pregunta, pero luego sonrió de lado.

— Hmm, bien, supongo. Anoche tuvimos una pequeña discusión, pero ya todo está arreglado. —levantó los hombros mientras metía las manos en los bolsillos traseros.—

— ¿De qué era la discusión?

— Oh, ya sabes, esas cosas tontas de parejas. Simplemente nos malinterpretamos mutuamente. —soltó un pequeño suspiro, su mirada divagando por los pasillos con un brillo extraño—. Pero al final nos dimos cuenta de que era una estupidez. No duramos ni tres horas separadas.—

Soltando una risa, la castaña volvió a dirigirle la mirada al rubio, pero al ver que su amigo no se estaba riendo y que su mirada estaba perdida nuevamente, frunció el ceño.

— Oye, ¿seguro estás bien?

Rápidamente, Jake volvió a mirar a su amiga, asintiendo frenéticamente.

— Sí, lo siento, Yu. —bajó la cabeza, soltando un pesado suspiro—. Solo no dormí bien anoche, eso es todo. —levantó la cabeza con una sonrisa de lado—. Pero me alegro de que hayas solucionado tus problemas con ella.

Y justo cuando iba a reprochar, habían llegado al salón de clases.

— Sí, ajá, tú sabes que de mí no te salvas. Algún día tendrás que contarme qué es lo que está pasando. —mirándolo, lo señaló con la punta de su dedo índice.—

— Te juro que no es nada.

Yujin entrecerró los ojos y se quedó mirándolo como si intentara ver a través de ellos. El rubio se quedó quieto, simulando no estar nervioso.

— Bien, te creo. ¡Nos vemos en la salida! —se despidió con una sonrisa, agitando su mano, y se dirigió a su salón, que estaba enfrente del suyo.—

Jake solo pudo soltar todo el aire que había retenido en un solo suspiro.
























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no hay ley pt2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora