En donde dos jovenes enamorados se vieron forzados a separarse se vuelven a encontrar pero las cosas no son iguales a como lo eran antes.
Ella cambió, el no.
Ella cerró su corazón, el siempre lo tendrá abierto para ella.
Sang Jing Li, una chica h...
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2#" Me gusta cuando frunces el ceño y me llamas cobarde
Después de volver de su charla con Lu Rang, que la había dejado con sentimientos encontrados, la chica se encontraba sentada al lado de Jiang Jia mientras Zai Zai les contaba cómo había llegado tan rápido sin ser descubierta.
- ¿Así que volviste al dormitorio rápido porque tomaste un atajo? - preguntó Li Li a Zai Zai, provocando que asintiera con la cabeza.
- ¿Cómo supiste lo del atajo? - preguntó Jiang Jia acercándose a la chica.
- Por suerte fui lo suficientemente inteligente. Revisé las publicaciones del chico sobre el entrenamiento militar con anticipación.
- ¿Revisar?, ¿cómo? - preguntó Li Li. - No me digas... - La chica no pudo terminar su oración cuando Zai Zai sacó un celular de debajo de su almohada.
- Miren. Este es el último tesoro que guardo - dijo con una sonrisa, dejando a las dos chicas asombradas al ver ese celular.
- Eres realmente algo, Su Zai Zai - comentó Jiang Jia con asombro, mientras Li Li asentía con la cabeza.
- ¿Están todas aquí? - interrumpió la voz de la instructora que estaba a cargo de los estudiantes, provocando que las tres amigas se levantarán e inconscientemente Li Li se colocara delante de Su Zai Zai para taparla antes de que le pudieran ver el celular. - ¡A formar! - ordenó, haciendo que todas las estudiantes se pusieran en fila. - Todos ustedes verifiquen si han guardado algo que no deberían tener. Esta es la última oportunidad. Si las descubro yo misma...
Brrrr Brrr Brrrr
Para mala suerte de las chicas, el celular de Su Zai Zai sonó, provocando que la instructora comenzará a buscarlo.
- Instructora, tengo algo que entregar - dijo Jiang Jia antes de que se pudiera acercar a donde tenían guardado el celular. La chica caminó a su cama y levantó su frazada mostrando sus bocadillos. - Está mal guardar bocadillos. Así que he decidido entregar mi chocolate - explicó sonriendo pero con dolor.
- ¡Él sabe mi nombre!, ¡Él sabe mi nombre! - exclamó Zai Zai saltando como una niña pequeña al entrar al cuarto junto a Jiang Ji.
