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Adam intentó hablar de nuevo. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Cómo había llegado al apartamento? ¿Dónde estaba Lawrence? ¿Quién era este tipo?. Había dicho que se llamaba William. Adam no reconoció el nombre. No conocía a ningún William. Al menos, estaba bastante seguro de que no era así.

"Oye, oye, tómatelo con calma. Tienes la garganta bastante dañada y solo logré introducirte algunos líquidos. Primero, debes beber más e intentar ingerir un poco más de comida. No necesito que mueras de desnutrición después de todo el trabajo por el que acabo de pasar".

El hombre, William, se puso de pie. Caminó por el apartamento con una clara familiaridad que demostraba que habían estado aquí el tiempo suficiente para que el hombre se sintiera cómodo. Este lugar nunca había sido fantástico, pero había sido el lugar de Adam. Había sido suyo. Ahora ni siquiera el alivio de estar fuera, de estar aquí, no se podía sentir realmente. No cuando su casa también había sido irrumpida y ni siquiera estaba en un maldito hospital recibiendo el cuidado adecuado...

El miedo se apoderó de él. Un pensamiento frío e intrusivo se apoderó de el y no lo soltó. Cuando William regresó con un vaso de agua y una bolsa de plástico con pan, Adam se alejó violentamente. Un débil y aterrado jadeo salió de su garganta. La frente de William se torció en confusión. Los artículos fueron colocados. Se acercó. Cada vez más cerca.

Finalmente, la mano de William se extendió. Agarró el hombro de Adam. Hizo imposible retroceder más hacia la esquina de la cama. Adam no podía dejar de temblar. Las lágrimas brotaron de las comisuras de sus ojos.

"No puedo oírte", habló William con calma. "No fuerces tu voz". Se acercó aún más. Su oreja junto a los labios de Adam. "¿Qué fue eso?"

Adam honestamente pensó en morderlo. Sin embargo, cualquier alivio momentáneo que eso pudiera causar, probablemente sería seguido por el dolor que regresaría en su dirección. O peor aún, este hombre podría matarlo. Estaba fuera del baño. Estaba vivo y fuera. A pesar de lo desesperadamente que Adam deseaba que William pusiera cierta distancia entre ellos, no estaba dispuesto a arriesgar su vida por ello.

En cambio, se aclaró la garganta. Lenta y dolorosa mente. Las palabras salieron de los labios de Adam.

"El cerdo... que... me llevó. ¿Tú... me secuestraste?".

La confusión continuó apareciendo en el rostro de William. Ladeó la cabeza hacia un lado. Adam podía sentir el calor que irradiaba el cuerpo del hombre. ¡Solo déjame solo! ¡Por favor! ¡Por favor! Por favor-

William comprendió. Finalmente se alejó. Un suspiro tembloroso que casi sonó como un sollozo salió de la garganta de Adam.

"Estás hablando de tu juego. Alguien mas te llevó".

Adam asintió lentamente.

"¿Y no crees que la persona que te secuestró fue Jigsaw?"

Adam podría haber pensado eso al comienzo del juego. Pero cuando vio a ese viejo levantarse. Siempre observando. Esperando hasta el final. Ya en la habitación. El pensamiento no había sido inmediato, pero sí surgió desde entonces. De ninguna manera ese hombre había hecho todo eso por sí mismo. De ninguna manera había derribado a Adam al suelo. Sacudió la cabeza.

"¿Viste a alguien más?" preguntó William.

Adam volvió a negar con la cabeza. "Simplemente no. Sólo la... la máscara. No era... Jigsaw.

Los ojos de alguien mirándote|| Saw and spiralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora