VI

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La alarma sonó indicando el inicio del fin de semana.

Normalmente Quackity se levanta un poco más tarde de lo habitual, pero hace una semana atrás le había prometido a su pequeño Oliver escaparse el fin de semana. Aunque realmente solo sería el sábado.

Se levantó de su cama ansioso por mostrarle a Oliver lo que era vivir una infancia normal.

Estaba de acuerdo con que tenga responsabilidades como lo es el piano y realizar su tarea. Pero le parecía injusto que esto sea cada sábado y no cada quince días.

Le habría gustado comunicárselo a Luzu, pero este aún seguía de viaje y Rubius, por alguna razón lo ha estado evitando toda la semana por lo que se vió obligado a llegar estos extremos y eso era, escaparse.

Al terminar de arreglarse, caminó sigilosamente hasta llegar a la habitación de Olí, donde el pequeño ya estaba levantando y sumamente emocionado por salir de casa.

-¿Ya estás listo?- le preguntó en voz baja, mirando su vestimenta.

-¡Si!- exclamó en voz alta, alertando al pelinegro.

-Por favor no grites... ¿Y que llevas puesto?- preguntó al ver la apariencia como la de niño que hará su primera comunión.

-Ropa- mencionó inocentemente.
Quackity viró los ojos.

-No me refería a eso. Quiero decir, ¿No tienes ropa para salir?-

Oliver asintió, caminando hasta su armario donde solo encontró más ropa formal, al igual que sus zapatos.

Quackity quedó impactado, ya que al estar ahí hace semanas nunca se había percatado sobre la ropa del pequeño.

-¿Por qué toda tu ropa es... formal?- se giró para mirar al niño que simplemente se encogió de hombros.

-Mi nana dice que mami, me compró toda esta ropa, antes de irse al cielo- pronunció pausadamente, señalando un cuadro con la fotografía de Lana en su última oración.

El azabache miró triste la fotografía de la mujer, se acercó a dicho cuadro para después sonreír.

-¿Me permites ser yo quien vista de ahora en adelante a tu pequeño ángel?- hizo esa pregunta con el mayor respeto que pueda ofrecer.

Ojalá ella le pudiera responder a su pregunta. Y también le habría encantado conocerla, así le haría saber que su hijo era un niño muy bien portado y bastante inocente.

-Estoy segura que ella estará de acuerdo con lo que tú decidas sobre Oliver- Quackity pegó un brinco al escuchar la voz de Martha a sus espaldas.

-¡Martha, no llegues como ninja!- exclamó en un grito, sacudiendo sus brazos en un intento de imitar un ninja.

-Shhh, no querrías que te descubran escapando con Oliver- mencionó divertida al ver su reacción.

-Con todo respeto, para la otra pise fuerte o chanclee para escuchar sus pasos a dos habitaciones de distancia- dijo tomando las mochilas y cargando a Oliver.
-Si preguntan por nosotros dígale la verdad-

Esto sorprendió a la señora porque ella esperaba que Quackity sugiriera una mentira, pero solo optó porque hablé con la verdad.

-¿No quieres que mejor invente una coartada?- sugirió sorprendida.

-No, solo empeorará las cosas si nos descubren. Mejor decir la verdad, al fin y al cabo nadie sabrá en que parte de la ciudad estaremos- mencionó con una sonrisa tranquila saliendo de la habitación.
-Nos vemos para la cena-

-Con mucho cuidado- Martha miró el cuadro de la mujer y lo alzó para sonreírle.
-El ángel que enviaste para cuidar de tu familia es muy despistado, desafiador y aventurero. Pero estoy segura que amará y protegerá a tus dos grandes amores-

Te salvaré... [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora