Green Eyes ||H.S||

Green Eyes

Partiré desde donde todo comenzó. Mi nombre es Jade Somerhalder, vivo en Manchester, tengo 19 años y soy huérfana. Trabajaba como camarera para un restaurante relativamente bueno, hasta que mi jefe me ofreció volverme prostituta por una noche.

Ahora él, con esos hermosos ojos verdes, volvió a aparecer frente a mi y me salvó la vida, después de que desde un principio hizo todo lo contrario.

*FLASHBACK*

Era mi primera noche, aún no puedo creer como acepté, pero tenía que hacerlo, le debía mucho dinero del alquiler de mi apartamento a doña Dorothea y no podía seguir debiéndole, porque si no terminaría en la calle más sola de lo que ya estoy. Mi jefe y dueño del restaurante donde trabajo, Sean, era un maldito corrupto, pero me ofrecio una buena cantidad de dinero por una noche y acepte.

Me di una ducha rápidamente, cuando salí del baño me dirigí a mi gran habitación, me puse unos jeans ajustados de tiro alto, un croptop azul y unos tacones negros. De maquillaje, sólo me puse un poco de rímel y lápiz labial.

Bajé las escaleras, fui a la sala y agarré mi bolso negro que estaba en el sofá, corrí a la cocina, tomé mis llaves, un poco de dinero y lo metí al bolso. De un momento a otro sentí un agudo maullido, me giré y ahí se encontraba mi pequeño, amarillo y rechoncho gato Buttercup, me agaché y lo acaricie unos segundos, luego me paré saque un poco de comida para gato y la deposite en su pequeño plato.

—Cuida la casa por mi ¿si?— le dije mientras lo acariciaba y el comía su comida.

Camine a paso rápido a la puerta principal y cerré con llave, bajé por el ascensor y salí del apartamento para luego subirme al taxi que me había mandado Sean.

El camino fue corto, al llegar a el restaurante, que por las noches se convertía en una especie de burdel, me dirigí a la puerta trasera como Sean me lo ordenó, donde me esperaban dos chicas a las cuales no conocía en lo absoluto. Ellas me llevaron a una habitación y me entregaron un traje nuevo completamente revelador, me cambié y dejé mis cosas en un pequeño casillero que había ahí. Cuando salí, las misma chicas me llevaron a un escenario redondo y me dejaron ahí como si yo supiera exactamente lo que había que hacer.

— Esperen!!.... Chicas!!— grité a todo pulmón, ya que la música estaba muy fuerte— No tengo idea de que hacer.

Ellas se rieron y me miraron con cara de superioridad.

— Cariño, sólo súbete y baila— dijo una de ellas.

Asentí y me subí al pequeño escenario. Cuando levanté la mirada no lo podia creer, estaba lleno de hombres mirando o mas bien baboseando. Se formó un nudo en mi garganta y no pude evitar las ganas de querer vomitar. La música comenzó, yo cerré los ojos y comencé a bailar, en mi menté sólo pasaba una cosa "No puedo creer que esté haciendo esta estupides, cuando podría haber tomado cualquier otro trabajo", seguí bailando, recibía gritos y silbidos de parte del publico y eso hacía que me diera más repulsión. Unos minutos después la música terminó, eso quería decir que le tocaba a otra chica, me bajé completamente agradecida de que haya terminado y me dirigí a la salida para poder respirar un poco.
— Jade!!!—dijo una rasposa voz muy conocida para mi.

— Sean— respondí seca.

— Querida, has sido un total éxito, tanto así que un cliente me ha pedido verte personalmente— dijo con una gran sonrisa.

— Sean, yo.... me siento mal, y de hecho ya me iba— le dije entrecortadamente.

— Mira primor, tu no te vas hasta que yo lo diga, por lo demás este trabajo implica esto, tu firmaste, acéptalo.