Myoui Mina, una linda estudiante de la secundaria, Seoul High School tendra que asistir a una clase privada de su pervertida maestra de matemáticas, Im Nayeon, en lugar de la clase, pasa mucho más que eso.
.--¿Hasta dónde estarías dispuesta a llegar...
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Mina Viernes, 3:45
—Eso está pasadísimo de moda, Mina. —me dice una voz por encima del hombro. —Espera a ver la actualización de mañana. Se podrá leer en linea.
Joder. Odio que me interrumpan cuando estoy leyendo uno de mis libros favoritos, sobre todo si lo hace el jodón de Mihno. Bajo el libro y lo cierro de un sonoro portazo.
—¿A quién vas a joderle la vida ahora, Mihno?
Mihno aprieta el paso mientras yo me abro camino por entre la marea de alumnos que se dirige hacia la salida.
—Es mi humilde opinión. —dice, haciendo un movimiento de mano para restarle importancia. —Tu debes tomar clases privadas con la maestra Im, ¿verdad?
No me molesto en contestar. Que yo no este pasando el semestre no significa que obligatoriamente reciba la ayuda de la maestra Im, cosa que nunca aceptaré, es mas probable que Mihno deje de usar todas sus neuronas.
—¿A dónde vas con tanta prisa? ¿Tan desesperada estás por llegar a casa?
Ojalá. Como para reírse de mi, una alerta ilumina la pantalla de mi teléfono: <<Clases particulares con Kim, Biología>> Después un mensaje de Sana: <<Ha venido la maestra Im>>
Claro, tenía que ser después que ignoré la propuesta de que me ayudará con clases privadas para pasar el semestre. Cualquier persona quisiera poder recibir clases privadas con la profesora Im, pero realmente yo no quisiera.
—¿Vas a salir por la puerta trasera? —Mihno preguntó.
Empujamos las puertas metálicas blancas para acceder a la escalera trasera, una especie de frontera que separa la mugre que recubre el edificio original de la secundaria de Seoul de su luminosa y espaciosa ala nueva.
Para cuando llego al laboratorio de la profesora Kim, en la tercera planta, Mihno sigue pisándome los talones, así que me giro a medias con los brazos cruzados.
—¿No tendrías que estar en otro sitio?
—Sí. En el laboratorio de la profe Kim. —responde Mihno, y espera a que yo eche a andar de nuevo. Cuando, en lugar de eso, me ve agarrar el pomo de la puerta, rompe a reír—. Estás de coña. ¿Tú también? Dijiste que aceptar clases particulares era de cobardes, Mina.
—Me han obligado injustamente. —murmuro, y abro la puerta de un tirón.
En el aula ya hay sentados otros tres alumnos, así que me tomo un segundo para reconocerlos. No son los que esperaba encontrar. Con una excepción. Hirai Momo echa ligeramente la silla hacia atrás y me dedica una sonrisa pícara.
—¿Te has perdido? Este es el laboratorio de Kim, donde hace las clases particulares.
Desde luego, sabe de lo que habla. Momo siempre ha estado al mismo nivel que yo, al igual que siempre rechazamos las clases particulares y pasamos el semestre por suerte. No me molesto en responderle.
—Ahórrate el comentario. —la profesora Kim habla para luego cerrar la puerta detrás de Mihno.
Encontré a Sana con la mirada y le sonreí. Caminé levemente ignorando la presencia de Mihno a mi lado. Sana rio leve al ver a Mihno a mi lado.
—Estoy tratando de pasar el semestre. —Mihno se excusó mientras levantaba sus hombros. Restándole importancia sonrío. —¿Y tú?
—Yo estoy aquí para ayudar. —responde Sana, y espera que yo comience a hablar.
—Yo no estoy tratando de pasar el semestre, me obligaron a estar aquí. Se supone que este en mi casa durmiendo una siesta.
—La verdad eres demasiado floja, Mina. —se burló una chica sentada adelante la mesa de Sana. La miré a los ojos e hice una mueca para después ignorarla.
—Reservaos sus conversaciones, tomen asiento y en silencio, por favor. —la profesora le dedica a Mihno una mirada particularmente amarga—. Ahora, escuchadme. Vais a estar aquí hasta las cinco. Les enseñare todo lo que debieron aprender este semestre entero.
Estaremos tres jodidas horas aquí, que flojera.
—Tenemos aquí a la maestra de matemáticas, si quieren también ayuda para su materia, pregunten e irán a su salón. —comento Kim luego de unos segundos.
La verdad prefiero estar con la profesora Kim tres horas, que estar con la profesora Im.
—Ya ayude a todos, solo me falta Mina.
—Llévatela.
Al escuchar a la profesora Kim suspire y rodé los ojos.
—Y es obligatorio. —continuó Kim.
Me levanté de forma perezosa de mi silla para pasar por el escritorio de Hirai.
Miré a Momo que, inclinada sobre su cuaderno, escribe: <<La biología es una mierda>>, una y otra vez en letras mayúsculas.
Luego desvíe mi mirada a la entrada y observo a la profesora Im esperándome en la misma.
—No tengo todo el día, Myoui. —comencé a caminar un poco más rápido.
Escuché a algunos hablar a mis espaldas, y la profesora Kim les dijo: <<Si alguno dice una palabra más, recibirán detención conmigo>> Escuche como el aula entera hizo silencio antes de agarrar el pomo de la puerta y girarla, salgo sin preocuparme en esperar a la maestra.
Sé muy bien donde queda su aula.
Caminé escuchando sus pasos atrás mío, abrí la puerta metálica para, de nuevo, ver las escaleras e ir al edificio original.
Caminamos rápido y llegamos. La mire para que abriera la puerta y entráramos. Sentí su mirada en mi cuando me senté en una silla de las muchas.
—Si no pasas esta clase, probablemente repitas todo el año. Aunque estes bien en otras clases.
Mis ojos se abrieron. ¿Eso era cierto? ¿La matemática era tan importante en esta escuela?
—No quiero repetir el año, Im. —respondo. Como regla general, y más últimamente, intento compartir con profesores tan poca información como me sea posible.
—Está bien. Tienes treinta minutos para terminar este examen. —levanto su mano enseñando un papel. Mordí mi labio al verlo.
La profesora Im sonrió con malicia para luego entregarme el papel, susurrando un: <<suerte>>
La matemática es muy difícil en general pero este examen era el puro infierno. ¿Esto daban en clase? Menuda mierda.
Pasaron los minutos y solo tenía mi nombre escrito en el papel. Este examen seria lo definitivo, si reprobaba debia repetir el jodido año y eso me ponía ansiosa.
Pero, lo que más ansiosa me mantenía, era tener a la profesora Im sentada frente a mi, mordiendo un bolígrafo mientras me miraba fijamente.
