Charles estiro sus brazos sintiendo un agradable temblor recorrerle. La luz que entraba por a través de sus cortinas comenzó a molestarle en los ojos obligándole a girarse de costado.
Con el sueño abrumándolo aún estiro su mano topándose con el frio de las sabanas.
Lleno de decepción, cerró los ojos de nuevo deseando volver a encontrarse aquella suave cabellera roja junto a él, sabiendo que era imposible. Casi hizo una rabieta ahí mismo.
En su defensa, Charles culpaba a Amelia por haberlo mal acostumbrado. Se suponía que la mexicana estaría en Mónaco solo un fin de semana, sin embargo, con ayuda de un poco de manipulación por parte de Arthur, la convenció de quedarse la semana entera.
Ahora el monegasco debía lidiar con el sentimiento de no tenerla a su lado cada mañana.
Maldita distancia.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
AMELIA
Charles
Hermosa, amor de mi vida
Cómo va tu día?
Lia
Disculpa, ¿Quién eres?
Charles
Tu futuro esposo?
Lia
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Charles
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.