Hoy el sol era cálido y húmedo. Hinata podía oler la lluvia que venía del oeste. Las nubes seguían brillando y aún había viento, pero ella no era ninja por nada. Calculó que llegaría al anochecer, tendría que arrastrar a Yumi por la ropa. Le encantaba jugar bajo la lluvia, lo que significaba que estropearía otro atuendo sin remedio.
Hoy Hinata la vistió con un conjunto azul que sabía que era el favorito de su hija, con el pelo largo recogido en dos trenzas a los lados de la cara. A Yumi no le gustaban los vestidos ni nada relacionado con la ropa de niña. Era una marimacho, una marimacho mona y adorable, pero una marimacho. En vez de hacer que su hija pequeña se enfadara por tener que llevar vestido, Hinata se doblegó y vistió a su hija con lo que ella llamaba "ropa de juego" para las salidas y ropa de vestir especial para esas ocasiones raras pero especiales. Como el cumpleaños de papá o la ceremonia de investidura de la tía Hanabi.
"¡Mamá!" gritó Yumi tirando de los pantalones de Hinata para llamar su atención. "¡Monos!"
Hinata se acercó a donde su hija intentaba arrastrarla también, estaban junto a un niño rubio un año mayor que ella. El chiquillo tenía unos asombrosos ojos azules iguales a los de su prima. Con igual asombro, los dos niños observaron y se rieron de los animales que se balanceaban de rama en rama en sus jaulas.
Ino se ofreció a llevarles a todos una golosina porque el día era muy caluroso y dejó a su prima al cuidado de Hinata. A Hinata no le importó, los dos niños pequeños estaban muy entretenidos con los monos de su exhibición como para causar más problemas, como rabietas o incluso empezar una pelea, que era como normalmente iban las cosas cuando Kenji y Yumi estaban juntos. Hinata sabía que a su hija le gustaba Kenji, pero por alguna razón los dos se molestaban constantemente, era bonito y entrañable de ver, pero otras veces resultaba frustrante.
Un rato después, mientras las dos niñas reían histéricas al ver a los animales saltar de un árbol a otro y aullar, Ino regresó con Chouji a cuestas. Hinata le saludó con la mano y le sonrió. Debía de haberse ido porque sabía que Chouji estaba de camino, a menudo hacían cosas juntos y Hinata tuvo que morderse la lengua al preguntarle a Ino por qué era así.
"Hola, Chouji", dijo Hinata con dulzura al gran oso de hombre que se dirigía hacia ella con un cucurucho de nieve rojo y otro verde en la mano. No podía desaprobar que, después de todo, se suponía que hoy era un día de diversión, y quién podía negarse a que un hombre tan amable les diera golosinas a sus hijos. A diferencia de los demás, sabía que Chouji lo hacía sólo porque le gustaban las golosinas tanto como a ella y no luchaba por ser el favorito de Yumi mimándola hasta la saciedad.
"Hola Hinata-chan, ¿dónde está tu pequeña?". Chouji miró a su alrededor y Hinata señaló la jaula de los monos.
"¡Puedo sonar como un mono!" Gritó Kenji e hizo el ruido, Yumi se apresuró a demostrar que no se quedaba atrás.
"Ah", dijo Chouji y se dirigió hacia allí.
Ino le dio un refresco a Hinata, y vieron cómo los niños casi derribaban al gran hombre cuando les dio conos de nieve. Hinata se quejó interiormente de que aquello sólo iba a convertir a su hija en un desastre pegajoso dentro de dos minutos, pero mantuvo la boca cerrada y se volvió hacia su amiga.
"¿Ha vuelto Shikamaru a la arena?" Preguntó entablando conversación.
"¿No te has enterado? Ino miró a su amiga con ojos muy excitados.
"¿Oír qué?" preguntó Hinata. Tener un hijo no te permitía estar en los mismos grupos de cotillas que las solteras, los cotilleos del pueblo eran algo que ella ya no conocía.
"¡Le ha pedido a Temari que se case con él!".
"¡No!"
"Oh, sí que lo hizo". dijo Ino sonriendo ampliamente. "Supuestamente, en realidad pidió permiso a Gaara y a Kankaru para ello. No escatimó en detalles, pero ahora están trabajando en algún tipo de acuerdo en el que puedan estar en Konoha y en Sauna a partes iguales."
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Naruto - Un Regalo Inesperado ✔️
RandomDicen que un hijo sólo puede ser una bendición, nadie menciona que el camino puede ser un infierno.