Un Romance en Tres Puntos

10-Una cita nocturna

Capítulo 10: Una cita nocturna

El ambiente entre Jacob y Gabriel estaba cargado de emociones tan intensas que parecía difícil respirar. Lo que comenzó como una conversación se convirtió en una tormenta. Gabriel no podía ocultar su enojo, mientras que Jacob intentaba mantener la calma, aunque su paciencia se agotaba.

—Ahora, ¿qué pasa contigo, Gabriel? —preguntó Jacob con el ceño fruncido.

—Eres un idiota —escupió Gabriel, incapaz de contenerse—. Me la estás tratando de quitar.

—¿De qué demonios hablas?

—De Melisa, pedazo de mierda —replicó Gabriel, casi gritando.

Jacob lo miró, incrédulo.

—Esto es estúpido —dijo con un tono de hastío—. Esa chica no me importa ni un poco.

Pero Gabriel no se dejaba convencer. En su mano sostenía una pequeña nota que agitaba frente al rostro de Jacob como si fuera evidencia de un crimen imperdonable.

—¿Y esto qué significa? —preguntó, sus ojos brillando de rabia mientras leía las palabras en voz alta:

"Querido Jacob,
Aunque eres frío conmigo y siempre me ignoras, no perderé la esperanza de que tu corazón se ablande. Sé que hay simpatía en ti, que debajo de ese disfraz de chico frío hay alguien especial, y estoy dispuesta a descubrirlo.
Feliz cumpleaños atrasado.
Con amor, Melisa."

Gabriel terminó de leer, su voz temblando de indignación.

—¿Qué tienes que decir en tu defensa?

Jacob, hastiado de la situación, lo miró fijamente.

—No tengo nada que decir, porque esa chica no me gusta.

Gabriel, cegado por la ira y el orgullo herido, no escuchaba razones. Su juicio estaba completamente nublado. En un arrebato, lo agarró nuevamente del cuello de la camisa, sacudiéndolo con fuerza.

—Entonces, ¿por qué está detrás de ti?

Jacob cerró los puños, su paciencia finalmente agotada.

—Suéltame, Gabriel, o no respondo de lo que pueda pasar.

Ese fue el inicio de su primera pelea física, la primera de muchas que vendrían después. Golpes, empujones y gritos llenaron el aula, atrayendo la atención de sus compañeros de clase, pero por suerte ningún maestro estaba presente. Sin embargo, algo se rompió entre ellos ese día, algo que nunca lograron reparar.

Fin del flashback

—Desde entonces, dejamos de ser amigos —dijo Jacob, con la mirada perdida.

Lo observaste, tratando de entender el rencor que aún persistía después de tantos años.

—¿Por qué no intentaron arreglar las cosas? —preguntaste, sinceramente curiosa.

Jacob suspiró, encogiéndose de hombros.

—Lo intenté. Durante dos semanas, él no me dirigió la palabra. Pensé que si le daba tiempo, después del verano todo volvería a la normalidad, pero no fue así. Tuvo problemas personales y dejó de ir a clases ese año. Cuando volvió, yo estaba un curso más arriba, y la brecha entre nosotros solo se hizo más grande. Y para colmo, tiempo después comenzó a salir con Melisa.

Asentiste lentamente, procesando la historia.

—Todavía están juntos... —murmuraste, fijando tu mirada en Jacob—. Pero dime, ¿estás realmente de acuerdo con lo que hay entre nosotros?