ꕥ Ocho flores ꕥ

79 11 10
                                    

⁨-ˏˋ⌦ 3299 palabras.

⁨-ˏˋ⌦ 3299 palabras

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

◈◈◈

Gustabo siempre amó el arte. No es una persona que se deje seducir de los museos. Está totalmente seguro de que en más de una ocasión ha pasado de largo un monumento de alguna ciudad o pueblo que ha visitado, incapaz de que sus ojos diferencien entre una fuente vieja o una estatua puesta meramente para adornar o promocionar algún negocio y un monumento con décadas y hasta siglos de antigüedad. Tampoco es el tipo de persona que disfrute de leer los clásicos de la literatura de los siglos que preceden al nuestro (ni siquiera los más actuales), aunque las películas hechas a partir de ellos son una historia distinta. Sin embargo, como casi cualquier persona, tiene un cuadro favorito que por cualquier motivo (en su caso, que una de las noticias recomendadas de google hablaba del Renacimiento y él la leyó de casualidad) le cautiva y atrae de forma inexplicable. 

Como un tirón en el pecho.

El Nacimiento de Venus era capaz de dejarlo helado sólo con el recuerdo del cuadro. La historia tras el cuadro podría pasar desapercibido para la gente que no haya estudiado mitología romana y/o griega, o que simplemente la haya estudiado pero se hubiese olvidado de ella. 

El rubio se sintió atraído por aprender sobre la historia de la mujer denominada Diosa del Amor (y la Lujuria, un añadido reciente, ya que en este caso ni siquiera no hay amor per se, sino lujuria, erotismo y el deseo meramente carnal), así fue cómo descubrió una forma nueva de describir su amor por Conway. No es exacta, ya que si sólo fuera el deseo de follar al americano los sustitutos de él le habrían bastado para olvidarse de esta historia con el tiempo, pero la intensidad, los personajes, los retazos del lienzo, la influencia que mostraba la pintura, le ayudaban a sentirse más cerca a la meta que con su método anterior. 

Durante su misión de rellenar aquel diario, aquel que contra todo pronóstico ahora parece jugar en su contra sin él saber, Gustabo había experimentado cambios en su forma de narrar y describir qué sentía. Se había visto seducido por más de una corriente, inspirado por más de un escenario, secuestrado por más de un recuerdo y arrastrado a más de una fantasía.

El amor. La lujuria. El deseo. El anhelo. La ensoñación. La idealización.

Era un amor que le había echo sentir pleno y desbordante de alegría con los más mínimos toques, palabras y miradas que intercambiase con Jack. Y ahora, es tan solo una puñalada cada vez que ese pasado alegre se encuentra con el presente desolado. Está solo. Ha perdido. Duele.

El diario donde relató detalladamente todo pensamiento mínimamente relacionado con Jack (todo giraba en torno a Jack filosofeándo lo suficiente), había sido rechazado. Rechazado por Horacio.

Horacio.

Horacio.

Horacio.

Que su vida orbitase en torno a Jack era algo bonito, hermoso. La dependencia con retazos obsesivos que tanto preocupaba a sus amigos era para él un sitio seguro. Como un sol amoroso y cálido en primavera que despertaba el bosque dormido luego del frío invierno. Pero ahora Horacio era la Luna, interponiéndose entre Jack y él cada vez, ya sea llegando a arruinar todo o colándose en su mente en forma de sus venenosas palabras.

¿ʏ sɪ ᴛɛ ᴛяᴀɪɢᴏ ғʟᴏяɛs? •||𝕀𝕟𝕥𝕖𝕟𝕒𝕓𝕠||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora