No te he tenido en mi cama, pero sé que nada en la tierra se puede comparar. No te he besado, pero sé que lo deseo con todo mi ser. No hemos sido más que amigos, pero sé que si me muriera mañana, mi mejor noche sería navegada en un lío de mantas, ro...
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⌦ Dos días después. ⌫
Patrullar con Greco y Brown no era tan genial como había sido con Conway antes de que Horacio decidiese arrebatarle aquella parte de su vida. La parte de su vida en la que disfrutaba de la compañía de su superior sin miedos, nervios y un sentimiento de culpa alojado en su pecho.
«Como si hiciera algo malo solo por hablar con él y disfrutar de una charla juntos.» decía luego de huir.
Horacio había expresado tanto y tantas veces que lo quería lejos de su hombre que ahora inevitablemente lo hacía; creía que el mero e inocente hecho de conversar juntos era algo malo.
Culpa.
Tenía un horrible sentir de culpa, haga lo que haga. La sentía cuando siquiera saludaba al intendente con un movimiento de cabeza o de mano, como si estuviese haciendo algo inapropiado, algo prohibido. Sentía culpa cuando su superior le miraba, como si se preguntase si debería acercarse a él porque le extraña -se extrañan-, pero las constantes excusas y sus huidas habían causado daño a su ser. Y sentía pena por pensar en este tema y tratar de no sentir culpa más; o incluso por intentar distraerse con las charlas animadas y constantes que tenía con sus amigos.
Gustabo sabía que no podía vivir así, ya no más. Pero algo en su ser parecía querer hundirlo. Más. Más. Más.
━━ 'Atraco en el badulaque de la calle central con Ramon y Cajal. Repito: Atraco en el badulaque de la calle central con Ramon y Cajal.'
Cuando acudieron allí, la parejita ya estaban también. Después de todo, el aviso lo había dado Conway. Horacio arrugó la nariz al verlos, Xavier aparcando delante del Zeta aparcado del superintendente, Gustabo jugando con el cinturón, apretándolo y estirándolo con sus manos, y Greco en la parte de atrás, en el asiento del medio, mirando a Horacio con seriedad crítica.
━━ Podemos irnos si quieres. Vendrán más agentes. ━ Eran evidentes sus nervios y pesar, y Greco no quería verlo así. Como si nunca hubiese sido feliz, ni siquiera un poco. Como si fuera su deber estar mal. Como si algo se nutriese del dolor de Gustabo y quisiera más y más sustento.
━━ Está bien. ━ Apoyo una mano en la de Brown, en las llaves aún en el contacto del auto. El motor rugía interrogante, a la espera de ser apagado o servir a los humanos y sacarlos del lugar.
━━ Gustabo...
━━ No puedo huir para siempre, Greco. Es mi jefe. Y Horacio se supone que es mi hermano.
Hermano no de sangre, se recordó a sí mismo, aunque criarnos juntos no me preparó para esto.
Salir del auto y caminar hasta Jack y Horacio es para Gustabo como estar en una piscina con el agua hasta el cuello. Sus movimientos son torpes y pesados. Van despacio, demasiado. Rodríguez y Brown siguen su ritmo sin problemas, franqueándole, como dos guardias a su rey.
