He tomado la libertad de llamarte rata negra. He elegido lo peor que mi mente puede pensar de ti para así convencerme de que eres un tarado. Pero solo son mis ideas, las que construí para contrarrestar el martirio que se volvió tu ausencia.
Me aferro a la idea de odiarte para olvidar que un día te amé, que entre mi corazón y tú había una conexión malechora.
Siento como si mi corazón estuviera latiendo en otro lugar desde que no estás.
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El fugaz deseo de enamorarte
NouvellesEl cosmos del universo está a nuestro favor, bailando en la noche helada entre tus manos mí amor; dime porque sigues aquí si yo ya me voy. Devuelve lo que de ti perdí en una cajita de lágrimas, lágrimas producidas por la desdicha de perder y por el...