Sin Hidratación
Parte 2.
Ambas presencias nerviosas se deslizaron en silencio hacia la habitación donde los individuos descansaban, sumidos en un sueño perturbado. Alex, con un palpitar acelerado, intentó despertar a una mujer de cabello castaño, sacudiéndola con suavidad. Al abrir los ojos, la mujer se encontró con la mirada ansiosa de Alex y reaccionó con un sobresalto.
—¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hacen aquí? —susurró la mujer, su voz temblorosa, mientras escudriñaba la penumbra de la habitación, como si temiera la presencia de alguien más oculta en las sombras. El Sr. Thompson, tomando la voz de la cautela, respondió:
—Cruzamos un puente y acabamos aquí. Solo estamos buscando una salida. Este lugar parece estar abandonado. —Su tono imitaba la inquietud de la mujer, esperando una respuesta que pudiera conducirlos fuera de aquel lugar ominoso, donde un frío sepulcral parecía envolverlos.
La mujer negó con la cabeza y, con gesto afligido, se cubrió el rostro con las manos, dejando escapar un sollozo ahogado entre lágrimas. Este gesto inquietó a ambos hombres; algo malo estaba ocurriendo. Alex comenzó a respirar con dificultad, retrocediendo involuntariamente hasta que, con un crujido, tropezó con una mesita de noche, despertando a los demás ocupantes de la habitación. La mujer, antes afligida, ahora parecía más preocupada.
—¡No...! ¡Qué has hecho, insensato! ¡Tenemos que escondernos, ella vendrá pronto! —La mujer, casi desesperada, se movía de un lado a otro en busca de un refugio junto con los demás.
El Sr. Thompson se acercó a Alex, sujetándolo por los hombros y mirándolo fijamente.
—Debes calmarte. Debemos seguir las indicaciones de esta mujer. Necesitamos escondernos. No sabemos nada de este lugar.
Ambos dirigieron sus miradas hacia el armario y corrieron hacia él, refugiándose en su pequeño espacio. El sonido de pasos pesados resonó en la habitación, aumentando la desesperación de quienes intentaban ocultarse.
La puerta de la habitación estalló en pedazos contra la pared, transformando los susurros previos en gritos de terror. Una figura femenina, con el cabello desaliñado cubriendo su rostro, se alzó en la entrada. Era alta, con ropas andrajosas y la piel llena de arañazos. Alex sintió un nudo en la garganta; sabía que no traía nada bueno. Su respiración se volvió entrecortada mientras la criatura se acercaba al armario con pasos decididos. Sin vacilar, tomó a la mujer que había hablado con ellos y la lanzó con violencia.
Así fue con cada uno que intentaba refugiarse en el armario, con cada uno menos, el miedo se intensificaba. No había escapatoria y las lágrimas surcaban los rostros de Alex y del Sr. Thompson. En un último acto desesperado, la criatura arrastró a Alex fuera del armario, mientras el Sr. Thompson intentaba ayudarlo, recibiendo un golpe que lo dejó indefenso contra la pared.
—¡Ayúdame...! —el grito desgarrador de Alex se desvanecía mientras era arrastrado hacia lo desconocido, con las uñas aferradas a la madera del armario, marcando un último intento por salvarse. Un golpe en la cabeza lo sumió en la oscuridad, mientras era llevado por unas escaleras hacia lo que parecía ser un sótano.
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repetitive thoughts
HorrorDesde las profundidades de antiguos cementerios hasta las desoladas calles de pueblos olvidados, estos cuentos exploran los más oscuros recovecos de la mente humana y los horrores que acechan en la oscuridad.