𝐒|| "No importa cuantos años han pasado, sigo sin poder olvidarte Mily"
「Donde Emily y Lando tenían la relación perfecta, pero luego de tres años ella desaparece sin dejar nada más que una carta」
O
「Donde Emily dejo a Lando para que pudiera cumpli...
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🗓️ March, 2023 📍 Manama, Bahrain 👤 Emily pov;
Al escuchar el sonido de mi alarma, me levanté rápidamente para apagarla y evitar despertar a Sarah. Quería que durmiera un poco más, pues sería un día largo, y cuando no duerme bien anda de mal humor toda la mañana.
Caminé hacia la maleta, la coloqué sobre el sofá y la abrí para sacar lo que usaríamos hoy.
La mañana estaba bastante calurosa, por lo que opté por un conjunto de falda y top negro, unas botas negras, y como accesorios, llevaría una gorra de Ferrari con el número de Carlos, mi collar con la letra E —un regalo de Lando cuando éramos novios— y unas pulseras.
Para Sarah escogí un vestido blanco de verano que le regaló su padrino, unos zapatos blancos, y como accesorios, una gorra con el número de Carlos, su collar con la inicial de su nombre y una pulsera que le había regalado mi madre.
Aprovechando que Sarah seguía dormida, me metí a duchar y me arreglé con toda la calma del mundo.
Planché mi cabello y luego le hice unas ondas suaves al final. Me maquillé de forma sencilla: un poco de corrector, rubor, máscara de pestañas y un labial rosado con gloss.
Al terminar, desperté a Sarah y le di una ducha en la tina.
Cuando estaba terminando de arreglarla, se escucharon unos golpes en la puerta de la habitación.
—¡Voy! —avisé, haciendo que los golpes se detuvieran.
Al abrir, me encontré con Carlos y Charles. Ambos me miraron de arriba abajo y silbaron.
—¿Pero quién es esta hermosura? —preguntó Carlos con una sonrisa, tomando mi mano y haciéndome girar, lo que provocó que soltara una risita.
—Definitivamente pondrás a medio paddock a babear, Emi. Estás muy guapa —me halagó Charles con una sonrisa.
—Gracias, Charles. Pasen, estaba terminando de alistar a Sarah.
Me hice a un lado permitiéndoles entrar a la habitación, y luego los guié hacia donde estaba mi pequeña hija, sentada, mirando Bluey en su tablet.
Carlos la tomó en brazos y empezó a girar con ella mientras le decía lo bonita que se veía, haciéndola reír. Charles, por su parte, solo le dejó un beso en la frente y le dijo que estaba preciosa, haciéndola sonrojar.
Al terminar de arreglar a Sarah, tomé mi cartera y su mochila, y los cuatro salimos de la habitación para bajar al restaurante a desayunar.
Nuestro desayuno transcurrió entre risas y pláticas mientras conocíamos un poco más al monegasco.
Cuando llegó el momento de partir al circuito, Sarah y yo salimos primero con cuidado hacia la camioneta que nos esperaba. Minutos después salieron los chicos, y una vez todos estuvimos dentro, el chofer arrancó.