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Hoy volvíamos a Argentina. Tenía el corazón en la boca y no sabía qué hacer. No hablaba con Lucía desde el momento en que pasó eso.

Me senté con Enzo en el avión y me dormí, él se ocupó de que yo esté cómoda.

Al tiempo después escuché como él se disculpaba y se dirigía al baño. Mi cabeza cayó en el asiento pero no sentí necesidad de abrir mis ojos, sentí que él volvió y volví a dormirme profundamente.

Narra Enzo

Lucía no paraba de clavarme la mirada, me sentía agobiado de lo tan observado que me sentía, necesitaba tomar un respiro asi que fuí rápidamente al baño.

Cuidadosamente procuré que Martina no se despertara y no lastimara su cabeza, después de eso me fuí al baño.

Entré y me lavé la cabeza, olvidé de ponerle cerrojo a la puerta, estaba en un estado de nerviosismo y la piba ésta no paraba de mirarme.

Escuché como alguien entraba y me hablaba, pero yo no era capaz de responderle.

— Enzo – ella me miraba a los ojos – por qué hiciste eso? – sentí como si mis ojos se hubieran cerrado y mis palabras se hubieran desvanecido, me desplomé en aquel baño y no sé qué pasó después de eso.

No sé quién era la persona que había entrado al baño, sabía que era una persona femenina, más que nada por su voz, pero mis pocas fuerzas no me permitían reconocer quién era.

Pero, lo que pasa por mi cabeza es: "¿Por qué tenía pocas fuerzas?". Mi cabeza no dejaba de dolerme y mis ojos se cerraban por sí solos.

Mientras mi cuerpo estaba tirado en el piso escuché como gritaban por ayuda, pero era incapaz de reconocer quién, ojalá haya sido Martina.





Me sentaron en mi lugar asignado y llamaron a un médico, sabía que Martina estaba ahí; yo lo presentía, alguien estaba sujetada a mi brazo y se negaba a soltarme, se negaba a alejarse de mí.

Me pegaron dos cachetazos y cuando desperté me dieron un poco de azúcar, mi presión estaba normal, era un misterio saber el por qué me había desmayado.




Narra Agustín

Hoy llegaba Martina de España. Tenía pensado ir al aeropuerto y esperarla, ¿saben? Quiero arreglar todo, porque ella siempre estuvo ahí para mí y no quiero cagarla.

Fuí por un par de sus flores favoritas, la flor loto. Me dirigí al aeropuerto y esperé lo mejor.

Narrador Omnisciente

Enzo estaba un pocco mejor, aún era un misterio el saber por qué se había desmayado si su presión y su salud estaba bien.

Martina estaba muy preocupada, se ubicaba al lado de Enzo y se rehusaba a soltarle la mano que por cierto, Enzo solo se la daba a ella.

Lucía presenciaba todo desde lejos, cuando alguien notaba que ella veía se daba vuelta, como si ella tuviera algo que ver.

El médico terminó de atender a Enzo y le pisió que descanse, después de eso se retiró.

— Estás bien? – Lucía se acercó a ellos, Martina la miró un poco confundida y simplemente dirigió su mirada a Enzo.

— Sí – Enzo se agarró la cabeza; sus dolores comenzaban de nuevo.

Lucía volvió a su lugar y siguió viendo una película. El viaje fue raro; Enzo en sí estaba raro.

They all say that it gets better
But, what if I don't?

Aterrizó el avión, los pelinegros estaban agarrados de la mano, Enzo estaba mejor y estaba riendose con Martina.

La pelinegra subió la mirada y se encontró con alguien reconocido, se cruzó con unos ojos que ya había visto antes y le sorprendió verlo allí.




— Agustín, qué haces aca?

— Mar, cómo estás? – le entregó las flores – te vine a recibir.

Martina lo miró muy confundida, qué pasaba por su cabeza terminarle, hacer como si nada e ir a verla al aeropuerto.

— Supongo que él es Enzo – le estrechó la mano.

— No habías terminado con él? – Enzo respondió al saludo de Agustín, por respeto.

— Sí, no sé qué hace acá – dirigió su mirada a él – algo para explicar?

— Quería que hablemos.





— Es tarde Agustín, éste es el fin.

— En serio? – Enzo se alejó de a poco para dejarles privacidad.

— Sí, ambos arruinamos esto y no creo que sea buena idea seguir la relación.

— Martina, yo te amo, no quiero perderte.

— Agustín no creas que yo no te amo, pero no somos una buena relación.

— O sea, éste es el fin?

— Sí, éste es el fin Agus – Mar le dirigió una mirada sincera y contemplo sus ojos, supo que no podía confiar nunca más en ellos y que jamás los volvería a ver. Se despidió de él con un abrazo y le devolvió las flores – Siempre voy a quererte. – el rubio se fue y lágrimas salieron de ambos, sabían que era lo mejor, pero ninguno quería tomar aquella decisión.










5 meses después

M

artina y Enzo terminaron su relación, la pelinegra decidió tomarse tiempo para ella misma y dejar de pensar en chicos.

Lucía y Martina no volvieron a hablarse por decisión de ambas, la morocha se sentía "traicionada" cuando ella misma había sido la forra.

Martina estaba viviendo la vida perfecta, gracias a su trabajo estaba muy feliz y conoció a más personas. Había encontrado el estudio de sus sueños y gracias a aquel trabajo podía pagarlo.

Su vida había cambiado para bien, y ella agradecía por eso.



The End.

𝐌𝐘 𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐄 || Agustín LainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora