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Marte y Ceres habían estado comprometidos por casi dos años y juntos por lo menos cuatro.
Y Sobre la posibilidad de adoptar un hijo, se encontraban con puntos de vista muy distintos. Marte, el caballero romántico, siempre había amado la idea de la abundancia de bebés y niños, considerándolos "super tiernos" y una excelente opción para fortalecer su relación. No podía imaginar la felicidad que podría sentirse al ser padre de varios niños. En cambio, Ceres estaba alarmado por la responsabilidad que significaba acoger a un niño, especialmente porque se sentía abrumado por la idea de la carga, los ruidos, las necesidades y algunos aspectos poco agradables que se ven con la adopción de un niño. Además, Ceres tenía varios aspectos que desagradaban sobre el tema, haciéndolo aprehensivo en cuanto a la idea de criar a un hijo.
En el curso de su relación, habían compartido momentos íntimos, pero nunca se convirtieron en algo más carnal, ya que Marte o Ceres detendrían el progreso de la situación. Debido a su falta de cariño físico, esos momentos no eran frecuentes para la pareja. La conexión emocional entre ellos jugó un papel más fuerte que su intimidad física en su vínculo.
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Ya Había pasado algún tiempo, su conversación ocasionalmente se tensaba debido a sus diferentes opiniones sobre la adopción. Decidieron tomarse un descanso del tema y salir a hacer algunos recados, acudieron a un supermercado de no se encontraba tan lejos de su hogar
Mientras deambulaban por un supermercado, Ceres empujaba el carrito de compras mientras Marte recorría los estantes en busca de los artículos que les faltaban, junto con algunos pequeños caprichos ya que realmente no eran muy esenciales y económicos.
Ceres solo intentaba no mostrar una cara de decepción , ya que lo estaba por las compras impulsivas de su prometido pero la verdadera que ni se encontraba sorprendido. "bueno después de todo para eso trabaja, para comprarse lo que quisiera "
Se abrieron paso por los pasillos donde solo quedaban unos pocos artículos para su cocina.
— Oye, cariño, ¿tenemos suficientes tazas?— Marte preguntó desde la dirección opuesta hacia donde Ceres movía el carro.
