En un mundo marcado por el dolor y la pérdida, Jimin enfrenta la devastadora realidad de que su amado Yoongi está perdiendo la batalla contra el cáncer.
Sin embargo, un giro del destino lo lleva a despertar en una realidad alternativa donde Yoongi...
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Jimin se mueve un poco incómodo y abre lentamente los ojos, está medio sentado y siente la calidez del cuerpo de Yoongi trás él.
Se había quedado dormido de tanto llorar, se movió un poco y sintió como Yoongi lo abrazo más fuerte.
—¿Jiminie?. — escucho su voz adormilada.
—Desperte, cariño. — intento moverse de nuevo. — déjame levantarme para que te acomodes amor.
— Estoy cómodo así.
—No mientas amor. — Jimin ríe. — Vas a tener dolor de espalda todo el día.
—Vale la pena si tengo tu culo sobre mi. — besa el cuello de Jimin y este no puede evitar soltar una carcajada.
— Sabes que es mejor cuando tú estás sobre mi. — siente como Yoongi besa su hombro y suelta una risita.
—Totalmente. — vuelve a dejar otro besito en el hombro y lo suelta para dejar que se ponga de pie.
—Buenos días amor. — Jimin sonríe ya de pie y se inclina para besar sus labios. — prepararé el desayuno, recuestate un poco, si?. — acomoda un mechón del cabello gris y le sonrió.
—Sip. — se acomoda y Jimin ve como hace una mueca.
— Lo siento cariño. — Jimin hace una mueca.
—Ya te dije que me gusta tener ese gran culo sobre mi. — bromea con los ojos cerrados y Jimin se ríe.
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Yoongi está feliz aunque definitivamente si va a tener dolor de espalda, pero vale la pena.
Se pone de pie y toma algo de ropa para darse una ducha, luego ya vestido se dirige a la cocina en donde escucha a Jimin quien aparentemente habla por teléfono.
— Ya les he dicho cómo se debe realizar. — Jimin lo mira y le sonríe. — Cuando yo llegue en una hora debe estar listo todo. — Jimin besa sus labios y le hace señas de que el desayuno está servido. — Mi secretario es un incompetente, haz las cosas como te las estoy diciendo. Te lo he dicho, cuando llegue debe de estar todo listo. — cuelga y su rostro se vuelve suave al mirar a Yoongi.
—¿Que sucede?. — le da un mordisco a su sandwich.
—Tú oficina está lista. — sonríe.
— Esa llamada no parecía decir lo mismo. — rie.
— Soy el jefe, si no está listo los voy a despedir a todos. Por supuesto menos a ti.
—Que amable señor Park. — bromea
— Por supuesto. — sonríe. — ¿Te parece ir a visitar a mis padres en el almuerzo?
—Me gustaría. — Yoongi asiente. — Le mandaré un mensaje a Jin para que nos haga un espacio en su mesa.
Jimin asiente.
Ambos terminan desayunando entre miradas coquetas y una plática amena, ambos realmente disfrutando cada segundo juntos.
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Ambos llegaron a la empresa, Yoongi iba dos pasos tras Jimin mientras acomodaba algunas cosas en el iPad sobre las reuniones que tendría que mover para así poder ir a casa de los Park.
—Buenos días señor Park. — se escuchó la voz de Kyungsoo.
Yoongi vio como Jimin solo asintió y entro a su oficina mientras que Yoongi se acercó a Kyungsoo.
—Cancela las citas del señor Park después de las dos de la tarde. — aviso mirando su iPad.
— Tiene una reunión importante con mi padre. — menciona el moreno y Yoongi le mira.
— El señor Park tiene una reunión familiar importante, cancela todas las citas luego de las dos de la tarde. — repitió .
— Vete a la mierda. — murmuró el chico mientras tomaba el teléfono.
— Si, tú también. — Yoongi sonríe y caminando con una amplia sonrisa entra a la oficina de Jimin.
Al entrar, lo ve a él con un ramo de rosas amarillas en su mano y una bonita sonrisa.
—Bienvenido señor Min. — Jimin sonríe y se acerca a Yoongi para entregarle las rosas y dejar un beso en sus labios. — Me da mucho gusto que trabaje para mí. — lo toma de la mano y se acerca a dónde yace su pequeña oficina. — Si no te gusta algo lo puedes quitar, amor. — besa su dorso.
—Me gusta mucho así como está. — sonríe.
—Tenemos un poco de trabajo así que me voy a poner manos a la obre, por favor no me distraigas con tu bonito rostro. — besa su mejilla.
—No te prometo nada. — sonríe y se acerca a dejar las rosas mientras mira su alrededor.
La oficina que solía ser de su padre es enorme así que había cabido perfectamente su oficina dentro.
Había un pequeño sofá color menta y muebles blancos, su silla era de un color verdementa también y era cómodo.
Sonrió para encender su computadora y comenzar con su trabajo. Tenía que realizar la agenda de las próximas semanas y las reuniones correspondientes.
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