Hermoso clima. Fresco para tu piel sensible. La gente perteneciente a la mayor autoridad de Egipto hacían sus rutinas diarias, ignorando el hecho de que más allá de sus vidas había un Omega en agonía.
Un castaño se sometía al calor de sus temporadas, a la urgencia de cargar con una vida. Un cachorro. Sentirse adorado y amado en todas las maneras posibles. La visibilidad de su humedad era notoria. Su pequeña polla frenéticamente se frotaba con esa pequeña almohada.
No hay problema. Nadie lo podría escuchar, pues a su decisión quizás uso un poco de la admonición de su progenitor. Contaría el trato a su inocente y pequeño único hijo.
Lo único que le queda después de la muerte de su progenitora.
Los chillidos. Tus quejidos. Tus jadeos. Diosa Isis, ¿no posees un calmante para el dolor ajeno? Cómo Madre Luna, Fertilidad y magia deberías consolar a uno de tus hijos.
Él se cuida. Posee carácter, e incluso conserva castidad para su pareja. Ayuda en su agonía, haz que sea momentánea el alivio, pero que sienta que sus lastimeros gemidos fueron alertados a tí.
Es tu quinto día de calor, el hambre que antes no sentías te está cobrando facturas por el gruñir de tu estómago. Tu rostro realizaba muecas y gruñidos bajos, destensando tus miembros cuando te sientas repentinamente. Alertado a una presencia ajena detrás de aquella gran puerta.
—Señorito Jeon, se me ha ordenado darle su almuerzo. El Faraón II y la Luna me confirman que ahora es urgencia darle las ofrendas. Cómo futura Luna, y cónyuge del Faraón III, debe permanecer con una buena salud para un futuro concedernos alegría al pueblo con la esperanza de un reino continúo. —la Beta espera en paciencia, observando por el rabillo de sus orbes marrones a su venerado y joven Faraón mirarla con seriedad.
Solo cumplía con su deber. Y con lo ordenado.
La paciencia duró poco de tres minutos antes de escucharse a alguien acercarse a la puerta. El seguro que se impuso fue sacado. Y una melena castaña se asoma con su rostro, apoyando apenas su mejilla en el dintel.
—¿Está ahí...? —murmura perceptible, obligando con sus azules la honestidad de la Beta que pestañea dos veces seguidas.
Sí.
—Aquí esta su almuerzo, señorito Jeon. —cierra sus ojos levantando la bandeja con los nutrientes necesarios.
—Gracias, pero preferiría que mi compañía hiciera mis comidas. —musita elevando un poco la voz. Su objetivo era simple, que ese Alfa cobarde lo escuchara. —Además nada me asegura que no sea una trampa. Lindo día, Kim.
Y de un portazo se aleja.
Alfa de gran mando y poder, fuiste descubierto e irrespetado por tu futura pareja. El fulgor de tus orbes centellaron en una severa molestia de haber sido atrapado, la inservible Beta con su mirada abajo se retira con una reverencia que decidiste desdeñar.
Pueblo Kemet, vuestro soberano fue empecinado por un Omega. Su Omega.
La unión de ambos jóvenes fue alabada. La proclamación de la gente era vertiginoso, los hechos y joyares fueron llegando. La sonrisa que los antiguos prestigios mostraban, eran apreciadas. En cambio la sonrisa de un Omega, firme y derecho, era una artimaña engañosa y piadosa.
Un Alfa fuerte y saludable no quitaba sus ojos de aquel gesto artificio de cierto castaño.
—¡Nuestro legado ha continuado! ¡Me honra exclamar la codicia que mi primogénito ha exigido! —su voz fuerte y vigorosa es la causa que todos necesitaron para callarse y oír.— ¡La unión de la fuerza y debilidad tal cual nuestros dioses legaron!
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LA ERA DORADA ㅡᵀᵃᵉᵏᵒᵒᵏ ༘ᴼᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ 【ACTUALIZANDO】
Short Story|| ꧁⊱ El Alfa Kim, próximo Faraón de la Dinastía Egipcia. Te festejan. Te alaban. Te adoran. Te mandan ofrendas. Aceptas lo que ofrecen. Pero tu mirad...